Fidel Rodríguez Ramos
Lo que nos garantiza la vida, el agua, se nos ha venido robando con más fuerza desde el año 2000, cuando los nuevos mercaderes se reunieron en el llamado Foro Mundial del Agua, donde declararon que ellos se ocuparían de extraerla y venderla en todos los países. A pesar de que ese precioso líquido azul es propiedad de la Tierra, de todos los habitantes, no se ha deseado declarar su libre goce, acceso como un derecho universal.
Ese bien ya no es público sino privado, gracias a la modorra, complacencia, indiferencia de “nuestros” diputados y senadores, esto fácilmente se puede comprobar por la inmensa cantidad de agua embotellada que compramos, sin ninguna reflexión la adquirimos a ¡diez mil veces por encima de su valor real!. Hace 21 años la Coca y la Pecsi obtenían en el mundo 47 mil 722 millones de dólares. En México el negocio tenía un valor anual de 32 mil millones de pesos. Por su consumo embotellado ocupábamos el segundo lugar después de Italia y Estados Unidos de América. Contentos, quienes sacaban el oro azul de los mantos freáticos, ríos, lagunas para comercializarla en la industria, agricultura, generación de energía se rayaban con 400 mil millones de dólares, hoy, según el Banco Mundial deben obtener ¡más de un billón de los billetes verdes!, gracias al favor de muchos presidentes y autoridades de los cinco continentes.
El jugoso “negocio” está controlado por diez poderosas trasnacionales en el mundo, las dominantes son dos compañías de Francia: Vivendi Universal y Suez (que en México surte de agua a más de siete millones de compatriotas), además de otros ciento tres millones en otras naciones. Fácil hoy, seguramente atienden ya las necesidades de mil millones de gentes, de las siete mil millones que somos.
El desamor que hoy sentimos por los ex presidentes no es gratuito. En México, la privatización de los servicios de agua y saneamiento inició con Miguel de la Madrid (hoy un hijo pretende ser el nuevo presidente en el 2024), quien transfirió a los municipios la responsabilidad de los servicios, originando los sistemas de agua potable que son los actuales organismos operadores. La administración de Ernesto Zedillo incorporó el drenaje y el tratamiento y disposición de las aguas residuales a los servicios públicos municipales; asimismo, determinó que la iniciativa privada podía realizar estos servicios a través de concesiones.
Desde hace tiempo la iniciativa privada tiene metida su cuchara, en el asunto del agua en veinte por ciento de los municipios. “Atiende” Cancún, Isla Mujeres, Aguascalientes, Ciudad de México, ciudad de Puebla. Por el nefasto tratado comercial que se tiene con EUA y Canadá, en cualquier momento, si se les antoja a nuestros primos yanquis pueden llevársela libremente, sin que ninguna ley pueda oponérseles. Eso sí, quien decida defender ese valioso recurso natural es candidato a ser cobardemente asesinado, como acaba de pasar con un opositor en Oaxaca, a la construcción de la presa Paso de la Reina. ¿Dónde estamos los defensores de los derechos humanos, los guardianes furiosos de la Constitución acribillada una y mil veces?.