Fidel Rodríguez Ramos
Sería un septiembre del año 2020, cuando a la ciudadanía de Michoacán, impacta la noticia sobre el asesinato de la educadora Jessica González Villaseñor, acontecido en la ciudad de Morelia, a pocos días de ese feminicidio, es detenido Diego Erik quien se considera fue su posible victimario, quien alevosamente le quitara la vida.
A pesar de lo anterior el caso, judicialmente no ha podido avanzar, la familia de Jessica sin recursos económicos, no ha podido contratar los servicios profesionales de algún abogado, cosa que si ha podido hacer la de Diego, quien tiene a su disposición diez licenciados. Marchas, manifestaciones en un primer momento se realizaron en varios lugares de la entidad como Quiroga, Pátzcuaro para exigir el que se resolviera, castigara a quien comete otro feminicidio más, sin embargo, el involucramiento ha venido decayendo por múltiples razones, cientos de muchachas hicieron lo que estaba en sus manos, sin saber que la aclaración de un acto así, por su trascendencia requería de un largo proceso que ha venido conociendo irregularidades, que de una u otra manera han beneficiado al supuesto ejecutor de Jessica.
En el último careo, seguimiento del juicio, no se llega a nada, pues el sospechoso simple y sencillamente se declara inocente, asegura que fue torturado para confesar un delito que supuestamente no comete. El proceso da un tremendo giro, ahora el acusado se convierte en acusador. Como siempre la ley, justicia avanza a pasos de tortuga, se hace a un lado lo que contempla la Constitución, Códigos Penales que contemplan la obligación de juicios rápidos, las horas, días expresamente están señalados.
Y el caso de Jessica no es único, cientos de casos son solamente registrados, muchas veces ni eso, pero sin ir más allá. Cada día nos restriegan en la cara la noticia de que vivimos en un país de leyes, “democrático”, donde hay muchas instancias que mienten al declarar que “se preocupan por nosotros”. Un partido político difunde el cínico mensaje de “Siempre contigo”. Oh quien no ha escuchado: “En el Senado trabajamos por ti”. Toda una mentira, pues cada año en Michoacán mueren violentamente 270 mujeres.
Muchos de los no afectados vivimos en una zona de confort, y como no habría de ser así pues las autoridades, la Fiscalía, el Poder dizque Judicial, los infumables partidos políticos, los que aseguran representarnos en los llamados Congresos, los diputados, senadores jamás abren la boca, hacen algo por atender los justos reclamos de justicia del pueblo. (R. Ramos Fidel)