Fidel Rodríguez Ramos
Ahora ya no están partidos, pues las importantes organizaciones del PRI, PAN y PRD han decidido dejar atrás sus diferencias, principios, fines para formar una unidad, hermandad que les permita impedir la victoria presidencial de Morena en el 2024, mostrando que cada uno de ellos ve como imposible, luchar contra una instancia que no ha cuajado como partido, pues ya van cuatro años desde que tuvieron una estruendosa victoria, sin que hasta el momento, por lo menos se conozcan entre sí los simpatizantes, afiliados o militantes, todavía los morenistas continúan celebrando la fiesta del 2018 , creyendo que en automático la gente en poco menos de año y medio votará por ellos, para ganar el Estado de México, Coahuila, la Presidencia. Olvidando como traen a Claudia Sheimbaum, al mismo Marcelo Ebrard por el complicado asunto del metro en la Ciudad de México.
Malamente la llamada oposición también anda en el mismo extravío, creyendo que la sociedad, el pueblo comparte plenamente su estrategia de caminar juntos, ignorando que el pueblo también tiene una memoria, que no olvida cuál fue por ejemplo el buen papel que durante muchas décadas jugara el PRI, haciendo posible la nacionalización del petróleo, de los ferrocarriles, de la energía eléctrica. Del gran impulso que brindará a la industria siderúrgica, a la creación de excelentes sistemas de salud como el Seguro Social (IMSS) o ISSSTE; de las pensiones; de la educación pública que permitía el que cualquier hijo de campesino, jornalero u obrero fuera médico, ingeniero o licenciado.
El PAN siempre muestra un rechazo a lo anterior, surge precisamente como oposición cuando en 1938 Lázaro Cárdenas realiza, con el pueblo, la expropiación petrolera. La derecha panista repudia la recuperación de los bienes que gozaban manos ajenas; a los centros públicos de educación superior popular, como la UNAM, Instituto Politécnico Nacional (IPN), creando para ello una educación privada, para formar a sus hijos en la Universidad Iberoamericana, Tecnológico de Monterrey, recibiendo la idea de que el Estado no debería inmiscuirse meter su cuchara en la vida económica, de las grandes industrias, que de todos modos recibieron un amplio apoyo del Estado que alguna vez consideraron comunista.
El PRD pronto también olvida la confianza que nos brindarán millones de gentes, en todo el país, para iniciar la construcción de una nueva patria, que por todos los medios, violentamente, lo impidieran priistas y panistas, masacrando a más de quinientos perredistas, que seguramente, si revivieran, se volverían a morir de desilusión al ver como se comparte la mesa, la “lucha” con los antiguos opositores. Dejamos de creer en el sol azteca, al ver como todo se olvida, por el interés de ser autoridades, obtener huesos a cualquier costo.
Los expertos aseguran que los partidos juegan un importante papel en toda sociedad moderna, gracias a ellos, cuando tenazmente buscan la práctica de la democracia, es posible tener a una sociedad más participativa, despierta, conocedora de sus derechos y obligaciones. Eso no lo conocemos en México, ahora, desde hace tres décadas esas instancias partidarias gratamente conviven porque fueron importantes cómplices para aceptar desde 1988 hasta el 2018, la pérdida, privatización de todos los bienes materiales que se crearon, lograron para garantizar un mejor futuro para las nuevas generaciones. De seguir así los partidos, se cree que el Estado de México, Coahuila seguirán en manos del PRI en este 2013; no así la Presidencia que será para Morena en el 24; y el Congreso para la tripleta convenenciera que ya se ha mencionado.