Vicente Fox inicia los festejos de su triunfo a la presidencia de la Republica. Foto: Pedro Mera/CUARTOSCURO.COM

Fidel Rodríguez Ramos

   No nos engañemos, quienes hoy se han atrincherado en una supuesta defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), son los que menos han respetado la democracia, de ahí que ésta hasta el momento contemple solamente el votar.

  Las elecciones solamente las respetan cuando  las ganan ellos, los del PAN y PRI ya sea con buenas o malas artes, el pobrerío, nosotros, les respetamos sus triunfos, como en 1994 cuando triunfa Ernesto Zedillo, a pesar de que hubo una fuerte participación indígena armada previamente. Después con Vicente Fox en él 2000, no obstante que le ganamos aquí en Michoacán, su victoria  fue inobjetable, muchos de quienes aseguraban ser nuestros intelectuales, aliados pidieron votar por él, difícil creer que Porfirio Muñoz Ledo (excompañero de Cuauhtémoc Cárdenas) anduvo levantándole contento la mano al exgerente de la Coca Cola.

  Se nos quiso vender la idea que Fox era la antesala de lo que siempre habíamos perseguido, tener elecciones limpias, ello resulta falso pues el entonces presidente del 2006, carga los dados a favor de Felipe Calderón Hinojosa, sabiendo que era muy poco gallo frente a Obrador, intenta a este último encarcelarlo. Todo el instituto que organiza las elecciones se pone al servicio de Calderón, y como no habría de ser así, sabiendo que la máxima autoridad del Instituto Federal Electoral (IFE) de ese tiempo, Luis Carlos Ugalde, pide, cuando se casa, a Calderón sea su padrino de boda.

  Quienes nos sentimos burlados, tratamos de evitar por todos los medios, su toma de protesta, bloqueando el Congreso de la Unión, nunca imaginamos que Calderón llegaría a la tribuna por las cañerías, dejándonos con un palmo de narices afuera. Millones de personas sabíamos que el real ganador era Obrador, exigimos un recuento de votos, y extrañamente el IFE después de largos días de ruego, lo permite, se abren frente a notarios varias urnas, se anotan las anomalías encontradas, número de votos que no coincidían con la lista de los registrados en casillas, contentos llevamos los resultados a las autoridades electorales y nos dicen: “Pues si hubo trampas, pero ¿qué creen?. El tiempo para hacer el reclamo ya venció”.

  Para evitar problemas futuros, la posibilidad de descubrir un gigantesco robo de la voluntad de millones de mexicanos, los burladores de la débil democracia optan, por segunda ocasión quemar todos los votos. Tal como se hace primeramente con los sufragios emitidos en 1988 a favor de Cuauhtémoc Cárdenas y Carlos Salinas. Ya con esa experiencia, en el 2018 sabíamos que para evitar  otra vez la pérdida de nuestra ilusión, deberíamos salir a las casillas millones de hombres, mujeres, jóvenes, mostrar un triunfo que no dejara a nadie con dudas.

   Los del Instituto Nacional Electoral (INE), en vez de organizar hoy una importante batalla por la Presidencia, se ha metido en una pelea que no les corresponde, hacen caso al PRI, PAN, PRD para que difundan una serie de medias y completas mentiras, absurdos como anunciar que: “Posiblemente no habrá elecciones en el 2024. Ya no habrá credenciales para votar e identificarse. El personal suficiente para atender las casillas”. El INE y los partidos, que tontamente ya se dan adelantadamente por derrotados, mostrando una cobardía por el  libre juicio que se expresara en las urnas, han dividido a la sociedad mexicana en dos frentes: Los partidos de derecha y la clase media; por el otro lado los pobres que somos más de la mitad de la población, ¿para eso es la democracia? para confrontar, provocar la violencia social, por mero capricho de los privilegiados de siempre, quienes aseguran tener el remedio, que lo dirán a su tiempo, para resolver nuestros candentes problemas.

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