Fidel Rodríguez Ramos

Se acercan las elecciones presidenciales del 2024, y es momento para una minoría, deseosa de seguir negando la participación de la gente, quienes controlan los partidos, quizás veinte personas, sin consultar a nadie de sus militantes, han decidido seguir en la dirección de los mismos, a pesar de que su período a finalizado, es el caso del PAN, PRI, PRD, Morena y Partido del Trabajo, un elemento que lo explica, es su deseo de nombrar a quienes habrán de ser los nuevos presidentes municipales, diputados y senadores, dejando fuera de esas decisiones a millones de personas.

  Lo más jugoso de ese control, es el palomear los llamados puestos plurinominales, de senadores y diputados, nombrar a sus amigos, para que sin hacer ninguna campaña, ocupen una cómoda curul, butaca en el Congreso de la Unión o Senado. Quitar esa figura abusiva, que permite llegar a la esposa del ex presidente Felipe Calderón como diputada federal, era uno de los motivos de la fallida reforma al Instituto Nacional Electoral (INE).

  Desde el 2014, sin habernos consultado, como lo exige la democracia, quienes dominan toda la actividad política, tuvieron a bien votar para tener “derecho” a ser re electos como presidentes municipales; como senadores ¡dos veces consecutivas!, y como diputados federales cuatro veces. En el colmo de la desvergüenza aseguran que eso lo pidió el pueblo, como reconocimiento a sus altos esfuerzos para hacerlo feliz. Los muy cínicos, a un cuarto para las doce del 24, dicen que ahora sí tendrán tiempo para conocer la iniciativa que tienen guardada desde el 2012, que pide el que tengamos derecho Constitucional al agua.

  Lo peor es de que ese sistema de control, se replica, reproduce en los gobiernos estatales y en todos los municipios del país, sólo unos cuantos deciden por más de setenta millones de ciudadanos. Los secretarios generales no se preocupan por alentar la participación democrática de todos, no promueven reuniones para que sus militantes conozcan lo que proponen para tener una mejor educación, un acceso al trabajo, la relación con otros países, para ser atendidos en el sistema de salud. No dicen cuáles son sus principios que deben seguir puntualmente y, nos imaginamos que ya no los tienen, porque la gente no puede diferenciarlos, eso no es democrático, porque se supone que debe haber una diversidad de ideas o formas de entender el mundo. Así de un plumazo se unen tres, cuatro partidos en un solo ideal sin haber comunicado a sus bases previamente esa aberración o extravío.

   Mientras no dejemos ese atraso, no podremos intentar resolver asuntos graves, que nos afectan a todos, como la fuerte agresión a nuestro entorno natural. La democracia no es andar en pequeños grupos dispersos, enfrentados como hoy los vemos en la región, en los municipios, asegurando que son dueños de la verdad, del conocimiento sobre las personas que harán un buen papel como gobernantes. Gracias a ese secuestro de la democracia, vemos como se han eternizado en el quehacer político Santiago Creel, Cristóbal Arias, Xóchitl Gálvez, Beatriz Paredes, Porfirio Muñoz Ledo, Pablo Gómez, Silvano Aureoles. Todo eso ha desalentado a la sociedad, no le ha permitido salir del pozo en que se encuentra, asombrada observa como no hay seriedad en esa clase, que brinca de un partido a otro, y el colmo, hasta se declaran independientes.

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