Adén Castro
¿Tranquilidad en Michoacán?. En la bella perla del Cupatitzio, ya es costumbre saber de muchos actos delictuosos, sin que muchos se asombren. Se ha llegado a situaciones asombrosas, por ejemplo, en una ocasión por la noche, se cuelga en un puente, el cuerpo inerte de una persona, sin que les importara que a escasos metros estuviera un vendedor de hamburguesas, la prensa pregunta al comerciante si no había sentido temor ante esa situación. De ninguna manera –respondió- pues mientras uno se meta, no hay problema.
Ahora el pasado viernes 28 de julio se balacea unidades del transporte público, las bases de los mismos y, el ataque vuelve a suceder, por lo que los permisionarios no han tenido de otra que suspender el servicio afectando a miles de personas.
En el balcón de la tierra caliente, en la histórica Tacámbaro ha sido asesinado un familiar del presidente municipal, preocupante es saber el hecho, pues la violencia ya no se detiene ante nada, a pesar de que por muchos lados de Michoacán se ven cientos de guardianes, que recorren las calles, ciudades tratando de prevenir delitos, eso, aparentemente, no ha servido de nada.
Ya nada se salva en México, hasta los pobres animalitos, mascotas son asesinados, muertos de manera cruel pues a un can lo echaron en un cazo hirviente, a otro lomito lo balacearon por haber impedido que maltrataran a su dueño. Una niña solicita un gatito para adoptarlo, se lo dan y después difunde la manera en que le quita la vida.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha guardado silencio, ante un criticable hecho que sucede en el Estado de México, cuando unos enfurecidos padres de familia llegan a un kínder, buscando a una maestra para agredirla. Primero la madre la ataca, jalándole el cabello, después el tutor, pistola en mano, obliga a la docente para que se arrodille, pidiendo perdón a su pequeño hijo que supuestamente es lesionado en un brazo. Lo increíble, el supuesto afectado, niño ríe perversamente cuando presencia ese condenable hecho. Bella lección, ni duda cabe, para su formación.
Ese hecho se une, vergonzosamente, a otros más, como saber que a las escuelas del nivel básico acuden escolares armados. O de que en otros estados del país, los niños aprendan, muchas veces en situaciones reales, a cómo protegerse cuando grupos armados arreglan sus diferencias a punta de fusiles de alto y letal poder. Esa es la realidad, lo demás es pura propaganda que asegura, supuestamente, nuestra alegría por vivir en sana paz.