María Lupita R. Rosas
Si se preguntara a la sociedad, sobre cuál es su máximo deseo en este momento, seguramente
mucha parte de ella contestaría que la seguridad y no lo que a fuerzas se desea imponer, un
grotesco espectáculo electoral, como si eso importara mucho a la mitad de la población, que se
encuentra en la pobreza, la gente se siente ajena, porque como siempre la han hecho a un lado,
no permiten que la misma participe proponiendo a uno de los suyos, que verdaderamente refleje
el sentir doloroso que en estos momentos se padece en todo el país.
Los que se dicen ser partidos políticos han secuestrado la democracia, solamente ellos proponen
a sus incondicionales, a quienes solo les importa seguir dañando el país. Al PAN por ejemplo solo
le interesa, como gran aporte para la sociedad, abrir más las puertas a los extranjeros, para que
definitivamente se acaben de apropiar del país. Y los muy sinvergüenzas dicen que esa traición,
está a la medida del momento que exige la economía del planeta, que sólo así saldrá nuestro país
del atraso en que ellos mismos lo han sumido junto con el PRI y PRD.
Millones de gentes claman porque se pare el actual baño de sangre, ¿cómo vamos a seguir como
si nada, después de que desde el 2014 han jugado con nuestros sentimientos, lagrimas, coraje tras
desaparecer el Estado a 43 semejantes? Cómo va a seguir la vida, si después de ese crimen pasa lo
mismo en Jalisco, Zacatecas, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua. El Estado lo sabe, es
necesario que se traiga a Enrique Peña Nieto para que declare sobre lo que pasó en su siniestro
“gobierno”; que se llame a cuentas a Felipe Calderón Hinojosa que hizo lo que le dio la gana con
esta atribulada, triste nación. No es posible, que para evadir los muchos crímenes que comete
Vicente Fox, navegue con bandera de tonto, diciendo una sarta de tonterías.
El mismo Estado ya no puede contener lo que ya imaginábamos desde septiembre del 2014, el
brutal crimen, de lesa humanidad contra normalistas. Desgraciadamente, los mismos medios de
difusión difunden, muy a su pesar, lo que quizás fue el desenlace del 26 y 27 del llamado mes de la
patria. El Estado ya no puede con algo que es claro, que lo sabe todo el planeta. Se ha llegado a
una descomposición, degradación nunca antes vista, pues quienes han aceptado de haber
participado en los hechos ¡se encuentran libres!, tras ser declarados “testigos protegidos”. Un
manto de irresponsabilidad, lodo putrefacto ha cubierto a la mayoría de la clase política, por
ejemplo, uno de los candidatos que desea gobernar la Ciudad de México, Omar García Arfuch
estuvo involucrado en los hechos de Ayotzinapa, por nuestra salud ese crimen y todos los cientos
de miles más deben ser aclarados, si no se atiende eso, las elecciones son una absurda cortina de
humo y mentira que ofende a los mismos candidatos y aspirantas.