María Lupita R. Rosas
Un 28 de marzo del 2023, Edmundo Jacobo Molina anuncia su salida del Instituto Nacional
Electoral (INE), por no soportar tanto ataque a esa dependencia, acusada de tener una casta
privilegiada, donde sus principales mandos ganan mensualmente doscientos mil pesos,
justificados, según ellos, por las intensas jornadas de trabajo.
El señor Jacobo previamente despacha en el Instituto Federal Electoral (IFE), como principal
mando de administración y operación, para después desempeñarse en el INE como secretario
ejecutivo. Al irse recibe: 82 mil pesos por pagos proporcionales de 2023, correspondientes a
aguinaldo, vacaciones y prima vacacional. Dos millones trescientos mil pesos de compensación por
término de la relación laboral. Además, ocho millones cien mil pesos por seguro de separación
individualizado; todo ello suma diez millones quinientos mil pesos.
Eso reciben quienes ponen todo su talento, desvelos al servicio de ésta patria, donde muchos
protestaron ante la posibilidad de poner un alto a los santos privilegios del INE, salieron a las calles
a decir con voz muy alta: “El INE no se toca”. Edmundo Jacobo, visiblemente cansado, recibe ese
cheque que reconoce parte de su labor durante quince años, en la incomprendida actividad de
enriquecer la democracia, la vida en el país con confiables elecciones.
Antes de esa especie de jubilación anticipada otro servidor de la patria, como José Ángel Gurría
que es hoy un alto asesor de Xóchitl Gálvez, quien le hará su programa de gobierno, se retira
también del fatigoso trabajo burocrático tras pocos años de servicio en relaciones exteriores,
quien llora para que le paguen un doctorado en Inglaterra, recibiendo hasta que pierda la vida una
alta compensación. Y uno se pregunta, los campesinos, obreros, comerciantes, maestros, médicos
¿cuánto reciben por jubilarse?. Fabiola Martínez difunde esta criticable información.

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