Fidel Rodríguez Ramos

  Desde hace más de doscientos años, la humanidad, gracias al pueblo pobre francés, gana el derecho a profesar la religión de su preferencia, para terminar con muchos abusos, como los que padece México durante trescientos largos años, dónde los sospechosos de ser enemigos de la religión oficial, eran condenados a morir en las llamas.

  Trescientos años de abandono, esclavitud, explotación, muerte, robo, saqueo hace que la sociedad dominada de los pueblos originarios, fije su atención en algo que pudiera hacerle sentir real, humano, con un origen y raíces propias, ya importantes historiadores, investigadores reconocen que la imagen del Tepeyac, crea un lazo de unión en quienes reconocían la necesidad de hacer a un lado los lazos de control de España sobre ellos, un control que les hacía imposibilitados, no aptos, dignos para dedicarse a las funciones de gobierno civil, religioso, a crear una industria propia, una autonomía e independencia. Recordemos que España en un momento dudo si teníamos alma, razón, inteligencia.

   Quien se considera el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, sabía mucho de lo anterior, conoce el sentir de miles de personas, era un gran conocedor del alma humana, gran psicólogo, para crear una confianza en su movimiento dentro del pueblo humilde, iletrado pero que sentía muy dentro la necesidad de romper los lazos con un imperio como lo era el español, le sigue con plena confianza, gracias a que portaba, por delante, el estandarte de la Virgen de Guadalupe que toma en un templo de Guanajuato, en Atotonilco, a los pocos momentos en que inicia una aventura, donde adivina que no vería el desenlace de una guerra que valientemente inicia.

  A Hidalgo no le importa que su cuerpo, porque lo sabía, fuera profanado, mutilado, expuesto como amenaza para quien deseara seguir su ejemplo. La Guadalupana, guía a los libertarios, a los insurgentes que dieron todo, las mujeres, hombres, ancianos, niños para que hoy tuviéramos una patria propia. Hidalgo sigue el camino de quien traza el camino de una de las religiones más importantes en el mundo: ¿oh no termina así su existencia Jesucristo?.

  El ejemplo ya estaba dado, las fuerzas de Emiliano Zapata portaban en sus sombreros la imagen de la Morena del Tepeyac, ese distintivo les daba fuerza, confianza para que los enemigos de los campesinos no pudieran derrotar su exigencia de tener la tierra suficiente para sobrevivir. Que sepamos nunca Zapata se pronuncia, burla contra las ideas de nadie; desafortunadamente en esto último la educación, los medios de difusión, las instituciones al parecer no han hecho mucho.

Compartir: