Alma Gloria Chávez.
Quienes nos sentimos orgullosos de habitar lugares como el Estado de Michoacán donde aún
se aprecia la riqueza y diversidad cultural, herencia de nuestros antepasados que han sido artífices
y custodios de un vasto patrimonio material e inmaterial, hoy también reconocemos que ello ha
sido posible por personajes visionarios, que han llevado a la práctica, en cualquier esfera de la vida
pública, la idea prevalente del “bien común”. Es así como empezó la vida del Instituto Nacional de
Antropología e Historia.
La fundación de esta emblemática Institución, se remonta al año 1938, cuando siendo
presidente de la Nación el General Lázaro Cárdenas del Río consideró la posibilidad de que se
obtuvieran mejores resultados en las labores del Gobierno Federal en cuanto a la conservación de
los monumentos nacionales y para el estudio y comprensión de los grupos originarios del país,
reconociendo en ellos a los constructores de un país multicultural. Esto llevó a su gobierno a
presentar ante el Congreso de la Unión una iniciativa tendiente a crear un organismo con
personalidad jurídica propia y que además contara con recursos suficientes para llevar a cabo
como: la exploración de las Zonas Arqueológicas del país; la vigilancia, conservación y restauración
de monumentos arqueológicos, artísticos e históricos de la República; la investigación en la amplia
gama del legado patrimonial; la publicación de obras relacionadas con lo antes mencionado y
…todas las demás que las Leyes de la República le confiera.
Al ser tomada en cuenta esta iniciativa, mediante Ley fechada en diciembre de 1938, fue
promulgada el día 3 de febrero 1939, propiciando así la creación del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH), pasando a formar parte de la Secretaría de Educación Pública. Y
desde entonces, el patrimonio del Instituto quedó conformado con los bienes y recursos que el
Estado le señaló, es decir, con las asignaciones presupuestales que el Gobierno Federal se obligó a
proporcionarle anualmente con los productos de las cuotas por visitas a los monumentos, zonas y
museos; venta de publicaciones y otros servicios, y por los bienes que adquiera por herencia,
donación o cualquier otro título.
El Instituto se formó además con los elementos que habían correspondido al Departamento de
Monumentos Arqueológicos, Históricos y Artísticos del Museo Nacional de Arqueología, Historia y
Etnografía de los demás museos que tenía a su cargo la Secretaría de Educación Pública. Por
disposición de la Ley Orgánica, el Departamento de Monumentos se dividió en dos ramas
principales, constituyéndose así la Dirección de Monumentos Coloniales. El Museo Nacional se
desconcentró y dio lugar a la formación del Museo Nacional de Historia, ubicado en una parte del
Castillo de Chapultepec; los otros Museos que se integraron, fueron los regionales de Oaxaca y
Jalisco, además del nuestro: el de Artes Populares de Pátzcuaro, Michoacán.
El primer director de la Institución, fue el licenciado Alfonso Caso Andrade, distinguido
catedrático de arqueología de México, a quien se deben las exploraciones de Monte Albán, en
Oaxaca. El arquitecto Ignacio Marquina, el señor Jorge Enciso y el Doctor Daniel Rubín de la
Borbolla, formaron parte de ese primer equipo de trabajo que asumió, desde entonces, el
compromiso ante la Nación de custodiar, investigar y difundir el legado patrimonial creado por
hombres y mujeres de México.

En Michoacán, recordamos con gratitud al maestro Julio César Olivé Negrete, al arquitecto
Eduardo Pareyón, al doctor Román Piña Chan y a don Guillermo Bonfil Batalla, así como en
Pátzcuaro reconocemos la participación de don Rodolfo Ayala, del maestro Salvador Solchaga
González y de doña Refugio Cerda, que encabezaron el primer Patronato que estuvo al frente del
Museo de las Artes Populares y que acompañaron la creación del Centro INAH en el Estado.
Décadas después, también ha sido reconocida la presencia de la Etnóloga Teresa Dávalos Maciel,
quien logró realizar una de las significativas restauraciones del edificio del siglo XVI, fundado por el
Lic. Vasco de Quiroga, “descubriendo” (a inicios de los años 60) en el espacio ocupado por una
huerta de árboles frutales, importantes vestigios prehispánicos, atribuidos a uno de los “Cues” del
Pátzcuaro prehispánico.
El patrimonio cultural de Michoacán es amplio y variado. Forman parte de él, los vestigios de
pueblos precolombinos y sus centros ceremoniales que ya se han descubierto y los que aún están
por descubrirse. También los sitios y monumentos coloniales, iglesias, museos y lugares que
tienen valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico y
antropológico, considerado todo, el Patrimonio Material. Los hermosos paisajes con que cuenta
Michoacán, forman el Patrimonio Natural. Y los diversos modos de vida de nuestra gente, con
milenarias tradiciones y costumbres, conforman un patrimonio que resulta intangible, porque no
se puede tocar, pero sí se puede ver, sentir, oler y disfrutar (como las danzas, las ceremonias, las
lenguas, la indumentaria, la gastronomía, etcétera).
La labor del Instituto en los últimos años, también se ha traducido en la instrumentación de
leyes y reglamentos tendientes a garantizar una mejor protección a nuestro legado patrimonial,
así como a su decidida intervención para la firma de tratados y convenios con otros países, para
prohibir e impedir la importación, la explotación y transferencia de propiedad ilícita de bienes
culturales de cualquier índole. Actualmente y desde la creación de la Secretaría de Cultura, el
INAH dejó de formar parte de la Secretaría de Educación y ha sido adscrito a esa nueva Institución
Federal, reduciéndole significativamente el presupuesto que se le venía asignando.
Y para hablar de quienes trabajamos para la Institución, justo es mencionar que la Custodia es
la parte humana más visible, por tener contacto directo con quien visita, reconociendo que
nuestra labor es respaldada por Académicxs e Investigadorxs en distintas disciplinas (arqueología,
arquitectura, restauración, antropología, historia, etnografía, etcétera), así como quienes se
encargan de lo museográfico, de la divulgación, de ofrecer servicios educativos y administrativos,
atención en bibliotecas, de los inventarios, de la promoción, de los expendios y del mantenimiento
de salas de exposición, almacenes, bodegas, áreas comunes y jardines.
En Michoacán nos encontramos en las Zonas Arqueológicas de Tingambato, Tzintzúntzan,
Ihuatzio, Huandacareo, Tres Cerritos y la de San Felipe de los Alzati; en el ExConvento de Santa
María Magdalena en Cuitzeo, el Templo de Santiago Tupátaro, el Museo de Artes Populares de
Pátzcuaro (sede original del Colegio de San Nicolás), el Museo sitio Casa de Morelos y el Museo
Regional Michoacano en Morelia, compartiendo con otras instituciones (como el INBA, la
Universidad Michoacana, dependencias del Gobierno Estatal y organismos de la sociedad civil), la
responsabilidad de cuidar, conservar y dar a conocer tan vasto patrimonio, en estos últimos 85
años de vida del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

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