Una de las razones que pudieran explicar la creciente pérdida de bienes mexicanos, tiene que ver
con el alejamiento de millones de ciudadanos, a quienes nunca se les ha permitido estar en la
llamada vida política, haciendo creer que su única función es ir, a ciegas, a votar por personas cuya
trayectoria jamás han conocido, ni físicamente siquiera.
A nivel mundial ese fue un acuerdo, dejar fuera a la gente, para que solamente una pandilla de
vividores decida por todo. Tan abusiva es la situación en México, que el ochenta por ciento de la
población ignora la fecha puntual de las elecciones. Conviene en muchos sentidos dejar la política
en una minoría, por los muchos bienes que reciben de por vida. Altos salarios, robar
impunemente, como lo ha hizo Rosario Robles (siete mil millones de pesos); Emilio Lozoya Austin
que se conforma con 260 millones; Elba Esther Gordillo trufa, falsa maestra que a su gusto mueve
cuarenta mil millones de pesos, de los ninguneados maestros.
¿Por qué la gente odia la política? Precisamente por lo señalado, demostrarlo es sumamente
fácil, en Pátzcuaro por ejemplo en el PRI, PRD las mismas figuras llevan ahí, quizás ya cuarenta
años, bloqueando la entrada a otras gentes que pudieran hacer un mejor papel, ellos se reciclan
como presidentes municipales, regidores, burócratas y un largo etcétera, el chiste es no soltar
jamás algo que los vuelve intocables, prestos para realizar, no una, sino muchas traiciones a los
que desvergonzadamente aseguran “servir”.
Esa fue una exigencia del llamado neoliberalismo, dejar fuera a todo el pueblo, haciendo caso el
dicho de que: “A menos burros más olotes”. Ya esto se está volviendo algo que rebasa los límites
del abuso, lo último es como Morena, supuestamente, con una tómbola, sacar un papelito logran
obtener una excelente chamba: Rafael Barajas El Fisgón; un hermano del actual Presidente; una
actriz Jesusa Rodríguez que cómodamente llegaran al Senado, sin hacer campaña ni nada. Y claro
otros se enojaron porque no les toca nada, por eso a Olga Sánchez Cordero exsecretaria de
Gobernación, para calmar su cara desfigurada por el coraje, hasta parte de las plastas del
maquillaje se le cayó, se le da una chamba igual. Lo único destacable que ha hecho esta señora,
fue corregirle la plana a Obrador en plena mañanera. Ella ha sido integrante, hasta donde
sabemos, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); senadora y, abiertamente
defiende los fabulosos salarios que ella y otros obtienen en ese nido de malvivientes, que reciben
más salario que los Presidentes de México. Ahí tienen la desfachatez de cubrirse con togas de seda
para impartir “justicia” de 600 mil pesos, Olga se opone a que se entreguen 15 mil millones de
pesos de “sus” fideicomisos, de la Corte a quienes sufrieron en Acapulco el paso de un huracán.
Cómo decía mi madre “bolitas de gusto” se hacen en los partidos, mientras el pueblo busca la
manera de sobrevivir, vendiendo ropa, calzado usado. Churros, buñuelos, algodones de azúcar,
gorditas, doraditas tocando en las puertas de los hogares. Mientras Claudia Sheimbaum, Xóchitl
Gálvez nada más por no tener otro quehacer, como pegar chicles, como bromilla de primaria, en
las sillas, para que otros se rompan la ropa, se lanzan hasta Roma para charlar mensadas, con un
Papa que es desobedecido en Ucrania o Israel. Y ni modo, el mismo escenario seguiremos viendo
hasta el 2030 porque el Congreso de la Unión, seguramente seguirá dominado por los de siempre
del PAN, PRI y PRD que nomás se la pasan tirando saliva, despotricando furiosamente contra el
único Presidente que por lo menos, como sea, ha cumplido con hacer las obras del Tren Maya, la

Refinería Olmeca, dos aeropuertos, darnos algunos centavitos a los viejitos, que ya vamos de
salida. (FRR)

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