Pátzcuaro, con la difusión de imágenes de un agonizante lago, se muestra como un municipio
que no conoce el dolor ajeno, pues recordemos, todo lo que nos rodea, forma parte de nosotros
mismos ¿cuántas riquezas no nos dio esa cuenca en los dos últimos siglos?.
Con toda razón, la gente ajena que las observa, quizás no se explique nuestra ignorancia, dejadez,
falta de ánimo para hacer algo por lo que fuera un entorno maravilloso. Ya es inocultable la
destrucción, en las últimas imágenes aparece como un gran caldero de champurrado, nos
comentan qué en algunos lugares, donde deambulan las embarcaciones el agua tiene un escaso
metro.
Estamos paralizados todos los habitantes de Erongaricuaro, Quiroga, Tzintzuntzan, porque, como
siempre, por egoísmo, las autoridades estatales, como niños, no permiten el que les robemos
cámara, quizás por ello, el gobernador Alfredo Bedolla, emanado, por si fuera poco, de Morena,
no nos ha dicho, como le va a hacer para sembrar los diez millones de árboles, que asegura se van
a plantar, para aliviar un poco la suerte del lago. Como a los gobernantes nunca les nace estar al
lado del pueblo, no saben que miles de personas, grandes y chicas, están esperando, desde hace
años, el que se les diga cómo y cuándo, hacer algo por nuestra propia salvación.
Como un gran triunfo anuncian que han conseguido unos cuantos miles de pesos, creen, que de a
tiro, somos tontos, pues en Texcoco se han gastado ya ocho mil quinientos millones de pesos y,
todavía la salvación de ese lago, está en veremos. Sin ninguna misericordia al lago se le extraen
miles de litros de agua por minuto, con la finalidad de hacer con la misma un gran negocio, sin que
les importe que gracias a ello los acuíferos nunca se recuperen.
Da tristeza que los habitantes de las islas están esperando “que otros y otras les vayan a hacer la
tarea de recuperación!; a pesar de que no comulgan con lo que creen son tramposas elecciones,
por eso no permitieron en Janitzio, instalar casillas en el 2018, no tuvieron vergüenza en
aprovechar la ignorancia, presencia de Sheimbaum, a quien triunfalmente llevaron a la isla para
pedir les dijera ¡el cómo pensaba salvar el lago, ahora que fuera Presidenta!. Esa forma de pensar
debe dejarse atrás, pues lo del lago es OBLIGACIÓN de todos salvarlo. Las iglesias, los partidos
políticos todas las autoridades, clubes de servicios, las escuelas en sus distintos niveles, la
ciudadanía debe anotarse para en conjunto, salvarnos todos de una inminente catástrofe futura,
de efectos inimaginables, quizás por eso ya muchos isleños viven en Morelia, México, Pátzcuaro,
Tijuana para no ver la hora cero de la cuenca, loada por poetas, músicos, pintores, cineastas,
escritores. (RRF)