“¡Los lagos de Michoacán agonizan y el Estado mexicano es cómplice de su muerte!”, así lo expresa el Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM), en misiva dirigida al gobierno de México, Michoacán y al pueblo de México en general, así como a los pueblos originarios y comunidades indígenas de Michoacán .
El Consejo Supremo informa que a lo largo de la historia, Michoacán ha sido reconocido por sus grandes lagos y ríos, “forman parte de nuestra identidad como michoacanos y pueblos originarios, sin embargo, poco a poco estos han muerto o se encuentran agonizando o contaminados. El primer lago en morir fue el Lago de Zacapu, desecado en 1908, donde a nombre de la “prosperidad”, más de 12,261 hectáreas fueron drenadas, comunidades indígenas como Tarejero, Naranja y Tiríndaro cambiaron radicalmente su modo de vida, perdieron sus tierras y fueron explotados brutalmente en las grandes haciendas de la región”.
Refiere que el segundo lago que se encuentra agonizando, es el Lago de Cuitzeo, fue herido de muerte por el supuesto “progreso” al ser atravesado por carreteras federales y autopistas privadas (Uriangato, Salamanca y CDMX), lo que dividió al lago y tapó manantiales, además del cambio de uso de suelo para monocultivos y zonas residenciales, la deforestación masiva y el mal manejo de las aguas residuales del municipio de Morelia, donde antes había agua, hoy solo hay polvo, donde existía biodiversidad, hoy únicamente hay contaminación, el 80% del lago ha desaparecido y los habitantes de esas áreas padecen múltiples enfermedades.
El tercer lago que muere, se indica, es el Lago de Pátzcuaro, donde casi el 50% de su cuerpo se ha secado, en la década de los 70’s del siglo pasado, también con el discurso de “modernidad” el gobierno federal construyó un terraplén y un puente que unió la isla de Jarácuaro con tierra firme, con lo que tapó uno de principales manantiales que alimentaba el lago, problema que se acrecentó con la siembra de aguacate y berries, la deforestación descontrolada, el robo de agua, la descarga de aguas residuales sin tratamiento de todos los municipios de la rivera y la corrupción sistémica, entre otras causas.
El cuarto lago herido, es el Lago de Zirahuén, donde diariamente se extraen también hasta 100 pipas de agua para su venta ilícita, abundan las siembras ilegales de aguacate y berries, se contamina el lago con agroquímicos y pesticidas, el municipio de Salvador Escalante descarga aguas negras sin ningún tipo de tratamiento, extranjeros y empresarios se apropian de tierras comunales e intentan privatizar zonas federales del lago y se aceleran los procesos de daño al medio ambiente y gentrificación.
“Todo lo anterior con la complicidad el Estado mexicano, que históricamente ha sido incapaz de proteger nuestros lagos y ríos, en este contexto, decenas de comités de defensores del medio ambiente se han creado, cientos de estudios costosos se han realizado y miles de millones de pesos se han destinado para “salvar” los lagos, pero no ha tenido resultados, por el contrario, los efectos saltan a la vista, la muerte de los lagos avanza vertiginosamente y el gobierno únicamente simula y administra los problemas”.
“Por ello exigimos y al Estado mexicano lo siguiente:
1.- Abordar el problema de la sequía y contaminación de los lagos de Michoacán una manera global e integral, abarcando las interconexiones geográficas y sin excluir ningún lago.
2.- La participación real y representativa de todas las comunidades indígenas afectadas.
3.- La dotación de 2 millones de plantas nativas para reforestar de manera social y masiva en nuestras comunidades.
4.- La creación de la figura Guardianes de los Lagos, avaladas por las asambleas generales de las comunidades.
5.- Un decreto presidencial para creación de Áreas Naturales Protegidas de los Lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén
6.- Se respete al derecho de consulta de los pueblos indígenas sobre medidas administrativas que nos afectan.
Finalmente, emplazamos al Estado mexicano a que cumpla con estas exigencias y hacemos un llamado atento y respetuoso a las comunidades, para movilizaros en defensa de los lagos y los ríos. ¡Las luchas por el agua y la vida han comenzado!”.