Fidel Rodríguez Ramos
Todas las opiniones que se hacen, son válidas, importantes, pero nadie en este país, tiene el
derecho de atentar contra los demás, en nuestro caso de secuestrar a varias personas, pues
todavía en la Constitución existe un artículo que ampara el libre tránsito, reunión de las personas,
sin importar sitio, hora, edad, asunto por supuesto lícito.
Nadie puede detener, desaparecer a alguien o varias personas, si se hace es presentando algún
documento girado por alguna autoridad judicial y, en el caso de no llevarla hay, un tiempo límite
para aclarar la situación. Todos los demás casos caen en actos ilícitos, condenables. Que deben ser
atendidos por los cuerpos de seguridad. Las autoridades deben ser responsables de nuestra
integridad física, deben de tomar las providencias necesarias para que nada pase a alguien. No se
vale justificar, por ejemplo, un feminicidio diciendo que fue culpa de la víctima, de sus familiares
por permitirle andar sola. Más aún, volvemos a hacer víctimas, a las mujeres después de que se les
quita la vida, diciendo que se lo buscaron por andar en algún antro, vestidas “provocativamente”.
Antes en Pátzcuaro había “lunadas”, bailes en el Estribo Grande y no había cosas que lamentar.
Si se cae en sospechas, suposiciones, como considerar qué si son víctimas de un secuestro, es
“porque andaban en algo”. Sin antes demostrarlo, se cae en una verdadera afectación de nuestros
derechos, fama o dignidad. Ahora, por la inseguridad, de la cual es responsable el gobierno en los
tres niveles, se cree que todos los jóvenes pueden ser criminalizados, porque traen tatuajes,
cortes de pelo que a los adultos nos parecen ofensivos, trenzas, piercings en nariz, oreja o cejas. El
colmo hasta por escuchar corridos “tumbados”.

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