Fidel Rodríguez Ramos
En el año dos mil, cuando se estrena como presidente de México Vicente Fox, éste asegura que
una oscura época de represión, donde fueron eliminados cientos de compatriotas, que deseaban
un mejor futuro para todos, se aclararía para saber quiénes fueron los responsables de su muerte,
su deseo no se cumple, por la razón de que el ejército se niega a ser investigado.
La historia se repite con Enrique Peña Nieto, pues a pesar de ser la máxima autoridad castrense,
su encargado del ejército, no accede, a que sus muchachos, sean llamados a declarar por el caso
Ayotzinapa. Hoy con Obrador la historia parece volver a repetirse.
Pero desde los primeros días, de la cruel desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, él
verdadero poder económico, que existe en México, busca por todos los medios, apagar el cruel
crimen, las gigantescas marchas que se dieron a los pocos días, para exigir su aparición fueron
reprimidas, en las filas se cuelan provocadores que trataron de quemar las puertas de Palacio
Nacional, provocando que decenas de personas fueran detenidas.
Surgieron opiniones en los medios, se acusa a los estudiantes de ser gentes ligadas con el
narcotráfico. Con más saña se asegura que formaban parte de un movimiento guerrillero, eso
declara Peña Nieto en su primera reunión con los padres de los #43. Al no surtir efecto nada, se
decide balacear el autobús, donde viajaban los mismos papás cuando se dirigían a realizar otra
manifestación en la Ciudad de México. Hoy los papás están divididos, hay dos grupos.
El suceso que mancha a México, se usa inclusive como bandera, pues el panista Ricardo Anaya,
entonces candidato frente a Obrador para ocupar la Presidencia en el 2018, jura qué de llegar a
ese puesto, topara con lo que topara, aclararía la suerte de los normalistas y metería a la cárcel a
Peña Nieto. Hoy al parecer olvida esa promesa, pues el PAN le regala un grato puesto de senador,
sin haber hecho ningún esfuerzo, después de perder las elecciones del 18 se va a gozar de la vida a
EUA, seis años.
Felices deben estar en Israel, el prófugo Tomás Cerón de Lucio que tuvo mucho que ver en esa
tragedia. En España Peña Nieto, por el actuar de los normalistas que avientan petardos en la
Secretaría de Gobernación, Senado de la República que ayudan a deslegitimar una justa lucha, que
ha gozado, pese a todo, de una solidaridad mundial.

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