Los mismos actores, que trataron de ganar con Xóchitl Gálvez la Presidencia, vuelven a las
andadas, toman como valiosa oportunidad el repudiar en todos los tonos, la reciente reforma
judicial, para salvar algo de lo mucho que han ganado, apoyando a nacionales, extranjeros que se
adueñaron de gran parte de las riquezas del país, ya llevan más de cuarenta días en huelga los
jueces, ministros y magistrados de la Suprema Corte de la Nación (SCJN), azuzaron a los
trabajadores de ese poder, los echaron por delante, con el cuento de que perderían sus empleo,
prestaciones.
Ellos, en unos días, de pronto se convirtieron en el baluarte, defensa de ciento treinta millones de
mexicanos, quienes perderíamos el acceso a una siempre negada justicia, en el caso de que la
gente del pueblo seleccione el próximo año a quienes conocen, persiguen los delitos, de las
sanciones a los mismos, si eso pasa la quiebra del país es casi segura.
A esa “lucha” se han subido los empresarios, los medios de difusión, el PAN, la jerarquía católica
y, quien lo fuera a creer el gobierno de Joe Biden. Engallados los opositores, tienen ya programado
un foro, en octubre, una discusión en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
sobre tal reforma, que ha sido avalada, justificada por la mayoría de senadores y diputados,
Congresos Locales, Presidencia de la República.
El PAN ya enseñó el cobre, desea que se le tome en cuenta para proponer candidatos. Detrás de
los opositores, debe decirse, están quienes tienen en su poder la explotación del subsuelo, el
ferrocarril, el litio, el 44 por ciento de la generación de energía eléctrica, los que tienen
concesiones en aeropuertos, PEMEX, los bancos extranjeros a quienes por “ley” Constitucional
debemos entregar cada año, hasta el 2070, cincuenta mil millones de pesos. No quieren perder
gran parte de lo obtienen, por eso buscan una negociación con la Presidenta, para seguirse
llevando grandes tajadas de la riqueza, que podría ser para las futuras generaciones. (Fidel R.
Ramos)