Al leer éstas líneas, se estará definiendo un delicado enfrentamiento, entre la Presidenta de
México, Claudia Sheimbaum y, quien preside la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN),
Norma Lucía Piña Hernández, quien estaría de acuerdo en que la primera sea aprehendida, llevada
a la cárcel, por no cumplir la orden girada por un tribunal de justicia, que se refiere a parar los
efectos de una reforma, aprobada por diputados, congresos locales, senadores, esto es que no se
lleve a cabo, por medio de elecciones, el nombramiento de jueces, ministros y magistrados.
Para lo anterior están en la calle, todas y todos los trabajadores del Poder Judicial, quienes han
recibido el visto bueno del gobierno americano, de senadores y gentes del Congreso yanqui. Del
Fondo Monetario Internacional (FMI); de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), del Partido Acción Nacional (PAN), del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, de
Movimiento Ciudadano (MC).
Norma Lucía Piña, quien llega a ese puesto, gracias a las palancas del exgobernador de Hidalgo,
Miguel Ángel Osorio Chong, sabe que no tiene de otra, para seguir como la máxima autoridad
hasta el próximo año, pues de ser llevada a la práctica la reforma judicial, ya no serían
pensionados de por vida los de la SCJN, ganando más que la Presidenta de México, además de
gozar de grandes privilegios junto a sus ministros, que se han puesto de tapete frente a los
grandes empresarios nacionales y extranjeros, gracias a ellos, quienes manejan las AFORES,
ahorros de los trabajadores “ganan” en lo que va del año, un billón de pesos (un millón de
millones de pesos); gracias a ellos, Ricardo Salinas Pliego se resiste a pagar, como impuestos, 35
mil millones de pesos.
Piña Hernández, sabe qué si no lleva a presidio a Sheimbaum, los extranjeros no seguirán
gozando, hasta el año 2100, de los ferrocarriles, del subsuelo, de sus negocios bancarios, de seguir
teniendo la oportunidad de seguir ganando terreno a Comisión Federal de Electricidad (CFE); hay
mucho en juego, como la oportunidad de empezar a construir un nuevo país, para los niños que
hoy definitivamente no tienen las oportunidades que tuvimos muchos viejos, para tener un
empleo con derechos, no hace mucho, apenas hace cuarenta años, hoy eso se perdió por la clara
muestra de la quiebra económica del país, donde lo que resta de las riquezas son de gente
extraña. ¿Permitiremos ese atropello, quienes votamos por Claudia Sheimbaum?. (Fidel R. Ramos)

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