Alma Gloria Chávez.
Actualmente, muchas instituciones gubernamentales intentan, por todos los medios posibles, buscar la atención pública hablando, en medio de elaborados discursos, de fechas conmemorativas relacionadas con el tema de género. Sin embargo, el común denominador de estas instancias, resulta de que en su interior se permitan, toleren o se ejerzan actos que violentan física, moral, intelectual o emocionalmente a mujeres de todas las edades. Y todavía más: algunos individuos que se encuentran al frente de gobiernos (municipales o estatales), caracterizados por su autoritarismo y falta de probidad, se atreven a insinuar que todas estas conmemoraciones han surgido casi espontáneamente, o por la “buena voluntad” de sus gestiones.
Resulta por tanto necesario, tener presente la historia de lucha que mujeres de todo el mundo han llevado adelante para hacer visible una infamia que debe ser erradicada de nuestras vidas y nuestras culturas: la violencia contra las mujeres, que había sido algo “naturalizado” en la historia de las relaciones humanas.
Aunque para una sociedad conservadora resulte difícil de aceptar, han sido las mujeres feministas quienes comenzaron a cuestionar la “naturalidad” o “normalidad” de la violencia que se ejerce en contra de nuestro género. Durante la década de los sesenta, el denominado “feminismo de la nueva ola” fue el principal impulsor del movimiento en contra de la violencia hacia las mujeres y un referente fundamental en las ideas feministas, fue el trabajo realizado por las pioneras de este movimiento pro derechos de la mujer que incursionaron en el periodismo, desde Rosario Castellanos en la década de los sesenta, hasta diversas publicaciones feministas que circularon a partir de la publicación de la revista “Fem” y hasta la consolidación de la primera agencia noticiosa de mujeres (CIMAC) en la década de los noventa.
A partir del año 1990, se realiza internacionalmente una campaña denominada “16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres”, inicialmente coordinada por el Centro para el Liderazgo Global de la Mujer, con sede en Nueva York. Esta campaña ha enlazado cuatro fechas importantes para el movimiento amplio de mujeres y activistas por los derechos humanos en el mundo.
La campaña se inicia el 25 de noviembre, declarado en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Bogotá, Colombia (1981), como Día Internacional en Contra de la Violencia hacia las Mujeres y las Niñas, teniendo un carácter simbólico en memoria de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas por la dictadura militar de la República Dominicana en 1960, en represalias por su activa oposición al régimen de Rafael Leónidas Trujillo.
El día primero de diciembre, la campaña de los 16 días se une a los esfuerzos que realizan miles de organizaciones no gubernamentales, activistas de derechos humanos, investigadores y académicos, conmemorando el Día Internacional de Lucha contra el Sida. La determinación de estos activistas (que son miles en el mundo) es visibilizar e informar de los logros y avances que la comunidad médica y científica realiza en tormo al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y encontrar soluciones conjuntas, a fin de erradicar la pandemia y la discriminación de que son objeto los millones de personas en el mundo que viven teniendo al virus como huésped en su organismo, y que desgraciadamente, se encuentran concentrados mayoritariamente en los países más pobres.
La siguiente fecha es el 6 de diciembre, que conmemora la masacrte de Montreal, Canadá. Este acontecimiento sucedió la tarde del miércoles 6 de diciembre de 1989, cuando un hombre de 35 años, llamado Marc Lepine, entró a la Escuela Politécnica de Montreal, armado de un rifle automático calibre 223 y asesinó a catorce mujeres estudiantes de ingeniería, para luego suicidarse. Lepine no era estudiante, pero años atrás había presentado su solicitud de ingreso a esa escuela, sin tener éxito en los exámenes. Provenía de una familia donde fue golpeado durante su infancia por el padre, quien luego le abandonó junto a su madre y hermana.
Ese miércoles, Lepine entró a un salón de clases gritando: “quiero sólo a las mujeres”. Amenazó y ordenó a los 48 hombres que se encontraban ahí que abandonaran el aula; luego alineó a las nueve mujeres que se quedaron y tras gritarles que eran unas “feministas”, les disparó una a una, sobreviviendo tres. Otras víctimas fueron elegidas al azar, dando como resultado catorce mujeres muertas y tres heridas. Posteriormente, Marc se disparó en la sien. Una carta que se encontró en uno de sus bolsillos, daba cuenta de las razones de su acto: Lepine odiaba a las mujeres exitosas y a las mujeres feministas. Ambas categorías eran lo mismo para él.
La campaña de los dieciséis días de activismo concluye el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos; fecha adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1948. Como herramientas de uso cotidiano en la política, en la ética y en el derecho, los Derechos Humanos forman parte del debate contemporáneo por la permanente redefinición de valores en la democracia. La promoción de estos derechos es, en especial, un deber del Estado, así como lo es de las distintas instituciones, los grupos y los individuos.
Ante el abandono del Estado de sus antiguas funciones tutelares y benefactoras acordadas en los pactos sociales y que tenían por objetivo el desarrollo económico y la estabilidad social, ha sido deber de la sociedad civil organizarse y salir a las calles para intentar, por los medios a su alcance, impedir el agresivo deterioro de las condiciones de vida, salud y trabajo a que le pretenden someter en aras del denominado “neoliberalismo”…
Así, cada año ratificamos el compromiso que como mujeres y como ciudadanas en busca de una mejor y más justa sociedad, suscribimos hace más de cinco décadas: “Como activistas de derechos humanos y de género, defenderemos a quienes en todo el planeta sean víctimas del desconocimiento y algunas veces se ven sometidos/as al desprecio de las autoridades o a las agresiones de gobiernos y grupos armados, por luchar a favor de estos derechos. A través de nuestra lucha diaria, hallamos pruebas de que la utopía puede convertirse en realidad. Cualquier cosa que sea imposible hoy, la haremos posible mañana, gracias a la fuerza de nuestras convicciones, nuestra determinación y nuestros actos”.
Quienes conocemos esta historia, que es nuestra historia, continuaremos trayéndola al presente, para no olvidar… como justo reconocimiento a quienes mostraron y desbrozaron camino.