Fidel Rodríguez Ramos

Por sobrevivencia, los seres humanos somos generosos, solidarios con todos, pero hoy debemos aceptar que lo que vuelve a dominar es el individualismo, el querer  hacer las cosas por uno mismo y eso nos está llevando a un abismo, a una serie de situaciones que riñen con nuestra natural forma de ser mexicanos, de confianza, unidad que nos posibilita salir adelante en los pasados terremotos.

La pandemia llega a tener un efecto positivo en el planeta, nos unió a todos, pero pronto ese sentimiento se ha dispersado. Hoy las grandes potencias han acaparado, tienen aseguradas millones de vacunas que se están produciendo, eso lo pueden hacer por las riquezas que aún tienen, dejando en una difícil situación a las naciones débiles que tendrán problemas para comprarlas.

En México en vez de decir ¿en qué puedo ayudar?, una minoría se ha dedicado a criticar, poner obstáculos a quienes si tratan de hacer algo para mitigar, aliviar la situación que padecemos. Los médicos, enfermeras nos han invitado a seguir sencillas medidas para evitar grandes contagios y ¿qué hemos hecho?, saturar aeropuertos, llenar playas, centros comerciales.

A lo mejor el difícil momento nos ha confundido para pensar y actuar. En China, donde brota el virus han atendido la reapertura de escuelas; la gente se divierte colectivamente. Ante el asombro mundial, en días construyeron un gigantesco hospital para atender a cientos de infectados.

Oh a lo mejor estamos equivocados, seguramente hoy lo más importante es pensar en los futuros comicios, en los futuros mandatarios que habrá en los municipios y entidades. Se supone que la gente que dirige los partidos políticos, los candidatos que están con ansias para servir a sus semejantes, tienen el pulso de la sociedad y no han comprobado como en estos duros momentos a la gente sencillamente no le interesa un deslucido circo electoral, está preocupada por el éxito o fracaso de sus negocios comerciales, en el caso de los restaurants hay más posibilidades de lo último.

La gente al no ver mucha coherencia entre lo que se dice y se hace por parte de quienes deberían ser el modelo para conducirnos, está reaccionado furiosamente, a ello colabora la dificultad para encontrar empleo, conservarlo y o seguir ganando lo mismo o menos. Esperamos  equivocarnos pero la gente ya empieza a mostrar un fastidio, descontento con los servicios educativos públicos, de salud y de gobierno.

Aquella unidad que a nivel mundial palpamos hace un año, se nos fue como agua entre las manos, hoy empieza a reactivarse la vergonzosa ley de la selva, donde sobrevive el más fuerte. Como no queriendo, rápido en los medios de comunicación se anuncia que la vacuna podrá adquirirse en trescientos pesos. Nos duele la situación de los vendedores de comida en sus fondas, de los servicios turísticos, reflexionemos sobre lo que se hacía en París, en Venecia donde los turistas y habitantes de esos lugares anticipadamente, con meses, hacían sus reservaciones para gozar de la torre Eiffel, del paseo por los canales del Rialto ¿no podríamos hacer algo semejante para asistir por ejemplo a los mercados públicos, a los sufridos restaurants?.

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