Fidel Rodríguez Ramos
Honor a quien honor merece, nuestro reconocimiento a todas y todos los doctores de Pátzcuaro, a las enfermeras y enfermeros que valientemente estuvieron y están en la primera fila para combatir al coronavirus que no ha dado tregua a la humanidad.
Nos aseguran que el personal del ISSSTE de Pátzcuaro no se hizo para atrás, no mostraron cobardía; tristemente los medios de comunicación nos dicen como en Baja California, en Guerrero un médico, una enfermera se brincaron las trancas, de repente se aparecieron para que les aplicaran el antígeno, la vacuna salvadora, sin estar en el campo de batalla, que cobra la vida de muchas gentes valiosas.
En estos tiempos de horror, temor hubo actuaciones generosas, como en Nueva York donde un paciente de edad, no desea aceptar un ventilador, exige que mejor se lo coloquen a un joven, cuando la humanidad sufría por la falta de éstos.
Y algo clásico todo el personal de salud, le entra a la guerra contra el Covid-19 sin mucha protección, medicamentos, herramientas. Como decimos popularmente a “puro valor mexicano”. Ellas y ellos, nuestros médicos salvaron muchas vidas, aprendieron en la marcha, con pocos conocimientos. Y también algo clásico en muchos ignorantes, se les agredió porque supuestamente, torpemente creyeron que ellos nos contagiarían, eso no se nos quita, ni modo así estamos formados, muchos alardean, proclaman que no se van a dejar vacunar: “hasta no ver como les va a los demás”. Son los que seguramente celebraron los ataques a nuestros ángeles blancos, cuando se les aventaba café, cloro cobardemente en la calle, cuando no se les quería trasladar en taxis, camiones por el miedo a contagiarse.
Nunca creímos que se volverían a repetir las escenas que conocimos hace noventa años cuando en esta región se apedreaba a los trabajadores de la salud que deseaban vacunar a la población. ¡Adelante hermanos, hermanas profesionistas de la salud! ¡Nunca olvidaremos su compromiso con nosotros! Ustedes si hacen honor al Juramento de Hipócrates.