Fidel Rodríguez Ramos

    En los últimos días de marzo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se reunió con los encargados de conducir la escuela en todas las naciones del planeta, que con la pandemia ha  afectado a mil millones de estudiantes, el daño ha sido grave, pues se considera que para recuperar lo perdido se necesitarían diez años.

    La mitad de los países, ciento siete, tienen abiertas sus escuelas. Treinta naciones las tenían cerradas; otras setenta las mantienen abiertas en determinadas regiones, para algunos grados o con una asistencia presencial reducida.

    Este semanario recientemente informó sobre las medidas que deberían guardarse ante un posible regreso a las aulas, siempre y cuando hubiera una coordinación entre autoridades civiles, educativas, sociedades de padres de familia. La propuesta debe reconsiderarse, toda vez que en Michoacán, se asegura que ciento cincuenta mil educandos abandonan los colegios, al no sentirse identificados con un modelo de atención virtual, cuestionado ya por muchas personas.

     Ahora la pobreza, el desempleo de los papás, la pérdida de seres queridos, la tecnología ha expulsado a quienes no cuentan con una computadora, internet o celular. Pero ¿cómo volver a las escuelas michoacanas cuando en cientos de ellas no hay agua, sanitarios, gel, mascarillas, guantes, jabón, cloro? La educación en éstos dos años fatídicos ha sido seriamente dañada, el golpe ha sido letal, al grado que las autoridades educativas no saben cómo responder a las situaciones que hay en todos los niveles, y no tienen la culpa, pues  hay, a lo mejor con o sin razón, otras prioridades como las elecciones, el pago de adeudos internacionales, la epidemia simplemente arrasó con todo, paraliza al mismo exsecretario de educación Esteban Moctezuma Barragán que despacha hoy como diplomático en Washington.

   Difícil, imposibles por el momento las clases presenciales en la ciudad de México, por el desplazamiento de millones de personas, en el metro, transportes que se convierten en mortíferos centros de infección. Además no hemos entendido muchos, que para acelerar el regreso a clases presenciales, se necesita la COLABORACIÓN DE TODOS, gratificante es ver a la juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Universidad Nicoláita sumarse a la vacunación, al diseño, búsqueda de una vacuna propia.

   En la región lacustre, meseta purhépecha, tierra caliente muchas maestras, maestros desde el año pasado, organizaron pequeños grupos de niños para atenderlos presencialmente, algunos días de la semana, con horarios escalonados. En una comunidad indígena se propuso formar reducidos grupos de secundaria, en espacios abiertos, comprometiéndose las autoridades a dar los materiales de seguridad, instalar una cabina resguardada con fibra de vidrio para el maestro, equipo de sonido pizarras grandes para atender dudas.

     Para volver a los colegios se necesita información verdadera, para la seguridad de las comunidades escolares, se hablaba ya de siete estados con bandera verde, libres de gran contagio (entre ellos Campeche, Coahuila, Sonora, Tamaulipas); parece contradictorio, miles, millones de turistas abarrotando las playas centrales de autobuses, aeropuertos en esta Semana Santa, mientras que más de treinta millones de estudiantes claman, justamente, por regresar a clases presenciales, el regreso se ve posible pues se ha anunciado la necesidad de vacunar a todo el personal que hace posible el funcionamiento del sistema educativo.

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