Fidel Rodríguez Ramos

    Decir Pátzcuaro, es traer a la memoria la centenaria tienda de El Cairo, atendida por don José Reyes, donde se compraban una multitud de artículos diversos de ferretería, papelería, tintorería, juguetería.

  Fascinados admirábamos la figura delgada de don José, vestido con pantalón de peto de mezclilla. ¿Qué vas a llevar güerito?, preguntaba y uno de pequeño pedía canicas de cristal o barro, papel de china, cera de Campeche para hacer cometas. Anzuelos, hilo de cáñamo para pescar a las orillas de un todavía lago cristalino.

  Lo veíamos beber cada mañana su chocolate en un pequeño pocillo, acompañado de un buen pan. Recorríamos con nuestra vista lo que nos parecía un inmenso almacén, en las esquinas de los estantes se apreciaban cromos que mostraban la recia figura de Porfirio Díaz, enmarcado en ramas de olivo.

    El señor Reyes, a lo mejor es cosa de leyenda, caminaba bastante, fácil, nos decían, recorre el trayecto de Santa Clara del Cobre y la ciudad del lago. Gustaba bañarse con agua fría, la de aquel tiempo, helada en  el invierno.

  Antes de las cabañuelas de Enero, gustábamos ver en su tienda, lo que nos parecía un cuadro mágico, fabuloso lleno de juguetes maravillosos, nos parecía que había montañas de ellos, resguardados por tela de gallinero, nuestros papás sufrían porque los jalábamos para señalarles los que queríamos  en Día de Reyes. En una entrevista que da al actual consorcio que es Televisa, le preguntan que si es de Pátzcuaro, y responde: “No, Pátzcuaro es mío”.

   Muchos crecimos con su figura, admirando su fuerte compromiso con lo que es el trabajo, el comercio que exige una absoluta entrega. Ello le permite hacerse de muchos bienes inmuebles. Don José era del tiempo de las calles empedradas, de la lluvia y chipi chipi constante, de nuestras casonas y plazas coloniales, de cuando todas y todos nos conocíamos, donde no envidiábamos los triunfos ajenos y los sentíamos nuestros, donde los robos, asaltos eran cosas impensables.

Imágenes: Cortesía del arquitecto José Manuel Martínez Aguilar.

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