CIUDAD DE MÉXICO, 07JUNIO2021.- La Escuela Primaria "Ignacio Zaragoza" ubicada en la Alcaldía Iztacalco, reabrió sus puertas y volvió a recibir a los alumnos que no pisaba un salón de clases desde el año pasado cuando inició la pandemia de Covid-19. Los niños retomaron sus actividades a lado de sus maestras y compañeros de clase. Antes de ingresar al plantel, la toma de temperatura y la aplicación de gel antibacterial son necesarios. FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Fidel Rodríguez Ramos

    Un hartazgo hay en la región, los papás reniegan del modelo híbrido, clases a distancia y supuestamente también presenciales, se deja trascurrir el tiempo, imaginando que pronto la pandemia estuviera controlada, los jóvenes manifiestan las crecientes dificultades para conectarse en línea, para aclarar todas sus dudas.

   Los chamacos se pelean en los hogares por las computadoras y celulares, además de no poder controlar todo el caudal de trabajos, investigaciones, temas que les dejan sus maestros. Lo real es de que  todo el sistema educativo presenta fallas en ese modelo urgente, en cuanto al dominio pleno de una propuesta que desde hace más de treinta años trató de abordarse, sin seriedad o profesionalismo.

   Fueron los padres de familia, quienes con gusto colaboraron para hacer posibles las llamadas aulas de cómputo. El gobierno federal, a principios de este siglo, derrochó más de treinta y cinco mil millones de pesos, alquilando equipo que nunca fue usado adecuadamente, no hubo en la Secretaría de Educación Pública (SEP) la visión para adelantarse hacia el futuro.  Y como siempre, se juega con las ilusiones de niños y maestros, a quienes se les promete entregar tablets  y ordenadores gratuitamente.

    Los estragos empiezan a verse hoy, muchos egresados de las preparatorias no pudieron ingresar a las normales públicas, al Tecnológico de Morelia, a la Universidad Michoacana, pues no fue fácil ser en un instante autodidactas, aprender por sí  mismos, sin la presencia directa de sus maestros o compañeros.

   Hay opiniones encontradas, y eso no ha permitido diseñar una forma para regresar a las aulas, a las escuelas que en el mejor de los casos sólo se han barrido, los pros y contras son el fruto de una inadecuada comunicación entre las autoridades de salud, de los tres niveles de gobierno, los papás. Parecía que se iba construyendo ya un consenso para seriamente abrir los colegios en los primeros días de septiembre, sin embargo, y fue muy claro, de pronto surge una avalancha de actores, comunicadores, periodistas que condenaron esa vuelta, sin presentar alternativas, información clara, hubo oportunidad para esos actores, por la falta de información sobre las vacunas, cuya aplicación se ha cuestionado por diversos motivos o fallas humanas, curiosamente los furiosos críticos, desde hace tiempo se han identificado como acérrimos enemigos del actual Presidente.

     No h sido fácil para  la SEP, ni para la coordinación de salud nacional estar a la altura del actual reto, que exige una vuelta a las clases presenciales. Aquí en este medio externamos, como desde el año pasado varias guarderías, en agosto, reabrieron sus puertas. Así lo entendemos, cada escuela con quienes la integran, comunidad, pueblo debe definir, con la asesoría de las instancias arriba mencionadas, sobre todo las de salud, la posibilidad de un regreso, cuidando las formas, la organización, precauciones  que deben tomarse. En las escuelas públicas mucho se ha destruido, pues “antes” ahí se aplicaban vacunas, tomaba la estatura, peso, se conocía el tipo de sangre, el funcionamiento de nuestros órganos y sobre todo, se hacía hincapié en la prevención de enfermedades, muchas secundarias tenían su médico de planta. Si muchos adultos estamos desesperados, imaginemos como estarán nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

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