Fidel Rodríguez Ramos
Ni el Covid-19 fue capaz de sofocar por unos momentos las diversas guerras que hay en estos momentos en el planeta, pues en la madrugada del pasado jueves nos enteramos de las presencia rusa en la República de Ucrania, se nos presentaron las imágenes de adultos, jóvenes, niños, mascotas que trataban de resguardarse en fuertes instalaciones, subterráneas que seguramente alojan al transporte colectivo, observar eso fue realmente impactante, pues sus rostros mostraban la seria determinación de no desear un nefasto enfrentamiento bélico, sin embargo ellos pudieron ver en el espacio cientos de proyectiles que hicieron impacto en bases militares, oyeron el desplazamiento de tanques, aviones, camiones militares, ese escenario de cruel guerra a nadie se le desea.
Entender éste conflicto no es fácil, no se puede caer en simples explicaciones, una cosa real que en este semanario nos hicieron el favor de publicar en el número pasado, es de que toda la humanidad vive un momento de serio peligro, pues la tentación de usar armamento nuclear es demasiado, recordemos que Israel, Corea del Norte, Irán, la India, Inglaterra, Francia lo poseen, además por supuesto de Estados Unidos de América, China y la antigua URSS, de provocarse un enfrentamiento ya no estaríamos en la posibilidad de reseñarlo.
Una persona en la región, hace casi dos meses, nos comentaba que Rusia estaba en su derecho de procurar defenderse, sabiendo que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) donde se encuentran poderosas naciones como Alemania, España, Canadá, Francia, EUA tenían la seria intención de desplegar un fuerte cinturón frente a los rusos, buscando tener una base rápida para desplegarse ante lo que esa organización considera un peligro para sus intereses económicos y políticos, invadir en minutos a una de las grandes potencias del orbe.
Lo económico es importante pues sabemos que Rusia, estaba tendiendo un largo gasoducto hacia Alemania, que ocupa una inversión multimillonaria, atravesando Ucrania. Claro que eso no agrado a los enemigos de Rusia. Sobre todo a los norteamericanos que acaban de sufrir una seria derrota en Afganistán, de vivir caóticos, desordenados momentos con la invasión del capitolio para impedir la llegada de Biden al poder, eso es promovido por el expresidente Trump sin imaginarse que debilitaría a lo que ha sido una potencia mundial, debida en buena parte a su economía de guerra.
Una cosa real, y que seguramente preocupa a los promotores de lo que sería una sangrienta contienda, es de que gran parte de la humanidad en estos momentos no está en sintonía con su cruel pretensión, pues le interesa la pandemia, la elevación de precios, el desastre educativo, el desempleo, la falta de asistencia médica. Sería absurdo que la gente siguiera a los promotores del aniquilamiento que buscan en el mismo el aumento de sus ganancias, lo que dramáticamente estamos conociendo muestra también a un sistema en seria descomposición. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), el máximo representante del poder religioso católico el Papa Francisco, se han visto imposibilitados para detener una crisis que sólo los pueblos podrán detener.