¡Gracias por haberme traído con mi madre a éste mundo tan difícil!.

José Octavio Ferreyra Rodríguez

Saldré adelante, triunfaré porque tú serás mi mejor maestro, mi mejor ejemplo.

Sí supieras que en tu persona se encuentra un amplio tesoro, que debes compartir conmigo, con tu hijo, el que te causará la más grande alegría cuando me viste a los pocos instantes de haber nacido.

Acepto, el enorme reto de ver en mí todo lo que anhelaste ser, un hombre exitoso en el trabajo, lograr una buena  preparación, donde no habrá descanso, para enorgullecerte a ti y a quienes me conozcan y rodeen con su afecto.

Padre, en tu comportamiento está la posibilidad de que yo ame, respete a mi madre, a mis hermanas y a todas las mujeres, que son iguales a mí, que deben tener los mismos privilegios, que por fortuna ya vamos compartiendo con ellas.

No creo que tú pienses en tener un mal hijo, por eso escucho de ti las más bellas palabras, para que con ellas aprenda a respetar a todos. Me vas preparando para enfrentarme a la vida, para trabajar, pues con sumo gusto me compartes, enseñas toda tu experiencia para tener las mejores armas con que defenderme en un futuro; gracias a ti, a mi madre entiendo que no hay labores sólo para niños o niñas, se asear la casa, pintarla, lavar mis cosas, proteger a mi hermanita, ayudarla en sus quehaceres.

Nunca me inclinaré por los peligros que acompañan a todos y todas, porque tú me has enseñado lo que es el abuso de las bebidas, del tabaco que nos conducen al campo de las enfermedades, de la pérdida de nuestra valiosa dignidad. Yo veo como disfrutas sanamente de todas las cosas, de un paseo, de un festejo, de cómo pasamos tantas horas jugando.

Eres mi mejor enciclopedia, todas mis dudas encuentran en ti una fácil respuesta, contigo aprendí que el conocimiento de todo es sumamente divertido. Ello me hace feliz, porque día a día me vas conduciendo para saber la verdad de todas las cosas, eres mi biblioteca, mi mejor ordenador como me dices que así le llaman en España a las computadoras.

Me fascina el que con enorme paciencia, me enseñes a construir el futuro que viviré con una nueva familia. Me has enseñado a conocer mi cuerpo, a cuidarlo, a ser sociable, responsable en la búsqueda de la solución de los problemas que afectan a mis semejantes, a la naturaleza y al mundo. ¡Gracias por decirme que soy tu collar, tu pluma preciosa! ¡Gracias por estar siempre conmigo! ¡Nunca te defraudaré! Qué bello es oírte cuando dices a mi hermanita que es tu tortolita, tu niñita, tu muchachita. ¡Que el Altísimo te guarde muchos días para mí y para todos los que formamos parte de la familia que tuviste la gracia, el empeño de formar.

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