Fidel Rodríguez Ramos

    Desde hace unos cinco años, hemos dejado de usar ropa invernal, porque ya casi todos los días son calurosos, agobiantes, teníamos dudas,  oh no creíamos en la muerte de personas de edad en Japón por el aumento extremo del clima, más candente, agobiante. Nos parece increíble que en Canadá también se sufra por un ya inocultable desbarajuste del clima, a pesar de la cercanía del hielo del Ártico

  Afortunadamente muchos niños, saben que algo de lo anterior tiene que ver con el llamado calentamiento global, producto de la destrucción de bosques, selvas, suelos, arrecifes y manglares. Impresiona observar las imágenes aéreas de la antes bella, paradisíaca Uruapan (que quiere decir, lugar donde siempre hay frutos), que muestran como poco a poco los cerros aledaños se van cubriendo de miles de casas, absurdamente se ha dado permiso para habitar un espacio que precisamente garantizaba un clima ideal, perfecto, comparable a su gemela Cuernavaca, el lugar de la eterna primavera.

   Pátzcuaro estaba rodeado de un verdor impresionante, de una rica y variada fauna y flora, hoy difícilmente podríamos mencionar diez animales, diez nombres de árboles ¿por qué?, pues debido a que poco a poco hemos ido invadiendo importantes espacios, que hacen posible la desaparición de especies animales, arbustos. Observemos nuestro entorno, las faldas del cerro Blanco, del Estribo Grande y ahí apreciamos muchas construcciones, plantíos del llamado oro verde. Uno se pregunta ¿quién autorizó esas obras?. ¿Dónde estaba el responsable en el ayuntamiento de cuidar un patrimonio que es de todos los habitantes de ésta antigua capital del imperio purhépecha?.

      Lo malo de lo anterior es de que, todo eso se replica en el país, nos hace falta más cultura ecológica, saber que es el llamado impacto ambiental, se denuncia, se está en contra del Tren Maya, alegando una catástrofe, pero no advertimos que ésta ya es general. Pues muchos colaboramos de alguna manera, para que nuestro planeta esté marchando a una destrucción. Por vanidad deseamos el auto más lujoso, haciendo el feo al transporte colectivo; con las fábricas, con la actividad minera dañamos la atmósfera, los mantos freáticos sin que nos interese que con ello estamos garantizando un serio problema para las futuras generaciones, que no tendrán acceso al agua, a un aire limpio.

  Antes se hablaba de un agujero sobre la Antártida, una destrucción de la capa de ozono que posibilita la entrada de fuertes rayos solares que causan cáncer, eso no nos preocupó, pero hoy recientemente se habla de una abertura ¡siete veces más grande!, en el Trópico. Irresponsablemente estamos acabando con nuestra casa, con una Tierra que generosamente nos ha dado todo para sobrevivir. Lo repetimos hace falta más educación ecológica, saber que posiblemente grandes civilizaciones como la maya, teotihuacana desaparecieron por una mala relación hacia la naturaleza ¿estaremos aún a tiempo de detener una irresponsable destrucción que estamos promoviendo los adultos, las autoridades, los intereses económicos voraces?

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