Fidel Rodríguez Ramos

    Desde hace treinta años, se trató de imponer en la sociedad mexicana la desafortunada idea de considerar que ya no teníamos patria, héroes, movimientos populares, sacrificios generosos, para fortalecer un Estado con el cual nos sintiéramos identificados, en una palabra que consintiéramos en ser unos descastados, muchos conocidos estuvieron de acuerdo pues decían que el civismo, nuestra historia, ya era algo anticuado, ridículo que nos impedía progresar, estar a la altura de otras naciones más afortunadas, con un gran futuro por delante.

  Esa creencia ayudó a que sin piedad nos arrebataran muchas cosas valiosas, como el territorio, el agua, los  minerales valiosos, la siderúrgica más grande del planeta, pues si ya no teníamos patria ¿para qué necesitábamos lo que consiguieron para nosotros generaciones pasadas?. Si ya no existía el Estado, diseñado para satisfacer los anhelos populares, éste, sus recursos deberían ser entregados por completo a quienes lo administraran, a una minoría, enfurecida hoy porque las reglas cambian a partir del 2018.

   Esa minoría nunca imaginó que llegaría un Presidente, dispuesto a recuperar el Estado, al gobierno para tratar de mejorar la situación adversa de más de la mitad de la sociedad que se encuentra viviendo en la pobreza. Desde 1988 contra México se cometen uno y mil abusos, por ejemplo se destruye toda la capacidad que se tenía para producir fertilizantes. La mayor parte del sistema bancario se entrega al extranjero; se engaña a los pobladores de Oaxaca para que consintieran en entregar sus tierras, por ridículas cantidades de dinero para que extranjeros generaran energía eléctrica a partir del viento.

   Y bueno, si quienes nos robaban, si quienes abusaban eran extranjeros, ello de alguna manera se aceptaba, pues desde hace quinientos años ha existido una “tradición” de despojo en contra nuestra. Lo peor llega hoy cuando Estados Unidos de América, su gobierno, se muestra sorprendido de que no consintamos plenamente su presencia avasalladora en la industria eléctrica, a pesar de que con la ayuda del PRI, PAN, PRD tienen la posibilidad de adueñarse en un futuro no muy lejano de toda esa vital, estratégica actividad, no contentos con lo que tienen ya en sus manos, nos amenazan para llevarnos a tribunales internacionales, con la idea de que los compensemos por supuestos daños y pérdidas. El abuso no conoce límites, pues hoy estamos demandados en esos tribunales, para que les entreguemos a quienes se llevaban las piedras calizas de Yucatán a Norteamérica para construir carreteras, más de mil millones de dólares por supuestas afectaciones.

   El abuso es para no creer, pues  los que integran el llamado poder judicial,  los jueces, tribunales, ministros de justicia, que por lógica, sentido común deberían defender a México, hoy se ponen desvergonzadamente al servicio de empresarios gringos, españoles, italianos, japoneses, ingleses, chinos. Un juez descastado Ramón Lozano Bernal, no dudo en amparar a la compañía española Iberdrola para que ésta no cubra una multa de nueve mil millones de pesos, por ver realizado el ilícito de vender energía eléctrica a diversas empresas. Lo reiteramos, han abusado de México, quinientos años. ¿Lo seguiremos consintiendo?

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