Fidel Rodríguez Ramos
Quienes trabajan en la llamada Casa del Pueblo, nuestros diputados federales del PRI, PAN y PRD se han puesto en huelga, ya no van a trabajar para que ninguna de las propuestas, proyectos, leyes que proponga el presidente de la República salga adelante.
Si irritación, enojo obedece porque no están de acuerdo en que se desconozcan, agredan las sacrosantas leyes de nuestra Carta Magna, de la Constitución. Los diputados y diputadas, dicen que TODOS debemos obedecerlas, aunque las mismas contemplen serios atropellos, robos, abusos en perjuicio de México. Ni una coma debe criticarse de todo un proyecto de normas, disposiciones que se alejan, y mucho, de lo que originalmente se establece en 1917, más ellos y ellas, sin piedad, la han cambiado más de cuatrocientas veces para complacer a quienes desean beneficiarse, enriquecerse con los bienes de la nación.
Las actuales “leyes” por ejemplo resguardan el derecho para que mineras de Canadá, Estados Unidos de América, durante ¡cien años!, a sus anchas disfruten de la extracción de importantes minerales, para ellas cien millones de hectáreas. Esas normas aseguran que las cerveceras, refresqueras, cementeras, panificadoras, quienes son dueños de bancos, tengan a su disposición millones de metros cúbicos de agua, gratis, lo malo es que muchas de tales compañías son extranjeras. Las leyes son abusivas, al grado de que se les consciente que paguen lo que deseen como impuestos, y claro éstas son simbólicas.
No se desea decir, pero la mayoría de las legislaturas, con algunos raros casos excepcionales de alguno de sus integrantes, han tenido un alto papel de traición contra la Patria. El más reciente fue haber consentido que el país se ofertara a pedazos para que algunos granujas, aprovechados compraran permisos, supuestamente para extraer petróleo, no sacaron ni un litro del preciado mineral, pero eso sí los revendieron para especular o sacar ganancias sin haber invertido nada.
¿Cómo vamos a respetar las leyes si éstas mandatan, que les vendamos a bajo precio gas a las compañías extranjeras que generan electricidad, y el caso de que no les cumplamos ellos tienen derecho a ser compensados por daños y perjuicios? Ya esa disposición raya en un masoquismo extremo. Otra perla sería que quienes se enriquecen con la generación de energía limpia, tienen derecho a que se les entreguen miles de millones de pesos por su benéfica labor, a que Comisión Federal de Electricidad (CFE), les compre toda su producción pues en el caso de que no sea así, tales compañías tienen la facultad legal para demandarnos ante tribunales internacionales para que les cumplamos. Eso se puede equiparar al llamado Síndrome de Estocolmo, que amemos a quienes nos tienen secuestrados para exigir de nosotros un alto rescate.
Los antepasados de los hoy integrantes del Congreso de la Unión, agachonamente, cobardemente consintieron, legalizaron, la entrega de más de dos millones de kilómetros cuadrados a favor de los gringos, la entrega de la Mesilla. Además de consentir la no retroactividad del artículo 27 Constitucional que exigía la recuperación del petróleo que libremente disfrutaban empresas yanquis e inglesas. Lo peor de todo es que la mayoría de las agresiones, reformas al sagrado libro de leyes se hacen en yanquilandia, porque “nuestros” diputados, diputadas ni siquiera tienen las luces, el entendimiento para traicionarse a sí mismos.