Rodríguez Ramos Fidel
Este sábado, se cumplen dos mil doscientos noventa días de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, hoy como hace seis años la irritación, descontento social continúa a flor de piel.
En la Ciudad de México varios trabajadores de la educación nos instalamos con una mesa de información frente al Hemiciclo a Juárez, colocamos tendederos con imágenes solidarias prácticamente de todo el planeta que repudiaban el terror del 26 de septiembre del 2014.
Gentes de todas las edades y fortuna, asombrados, incrédulos, observan la información relacionada con los chamacos, preguntaban por las acciones a realizar para exigir la presentación de quienes soñaban con ser maestros. El coraje encendía sus rostros y exclamaban: “esto no puede ser posible”.
Para muchas cosas sirvieron las gigantescas manifestaciones, marchas que tuvieron como punto de partida el Ángel de la Independencia hacia el Zócalo, los miles de personas tardaban más de cuatro horas para llegar al punto central de reunión, donde con cientos de veladoras se “escribe” en la plancha de la plaza “Fue el Estado”.
En esas largas columnas habrá de todo: universitarios, danzantes, trabajadores, amas de casa llevando a niños pequeños en carriolas, adultos en silla de ruedas.
Pocos días estuvimos en esa mesa porque empezaron a llegar agentes de Gobernación, además el llamado “Museo de la Tolerancia” coloca tendenciosamente estacionamientos para bicicletas. Aún así la gente pedía que no nos quitáramos de ahí, donde espontáneamente comenzaron a dejar dinero: “Para que hagan más propaganda e imágenes”.
Compañeros del Estado de México organizan 43 eventos en diversos lugares, donde llegaban como invitados de honor algunos padres de los estudiantes cuyo paradero hasta hoy es ignorado, padres vestidos humildemente, llenos de dignidad que no toleraban que sintiéramos lástima por ellos.
Ese golpe brutal, que con nada se justifica, forma parte de la cadena de terror para acabar con las escuelas normales rurales, de las públicas, contra ellas iba la reforma educativa donde en el 2013 Enrique Peña Nieto planteaba el fin de las plazas automáticas para los egresados por considerar tal derecho como un “privilegio”. Esa norma arbitraria solo hoy se rechaza en Michoacán, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, recordemos esa reforma es avalada por el PAN, PRI Y PRD.
Ricardo Anaya jura que, de llegar a la Presidencia, topara contra lo que topara, iba a resolver esa ofensa a la nación. ¿Fueron sólo palabras del panista?
“Porque vivos se los llevaron
Vivos los queremos”