Fidel Rodríguez Ramos – José Octavio Ferreyra Rodríguez

“El lugar donde yo nací fue el jardín de

la Nueva España”.

       Un 30 de septiembre de 1765, a pocos metros de la catedral vallisoletana, Juana Pavón siente la imperiosa necesidad de dar a luz, felizmente para ella se abren las puertas del convento de los agustinos, en una habitación nace José María, Morelos y Pavón.

       Por necesidad nuestro héroe desde joven cargo de su madre y hermana, dedicándose a la arriería. La edad no es obstáculo para iniciar estudios en el colegio de San Nicolás donde fuera rector Miguel Hidalgo y Costilla.

Algunos afirman que estudia a los veinticinco años, otros que a los treinta. Pronto lo vemos convertido en sacerdote, atendiendo curatos en la tierra caliente, donde aplaude la decisión de Hidalgo para iniciar el movimiento de Independencia, logra contactar con él en Charo, pide se le acepte como capellán de las fuerzas insurgentes.

Hidalgo, conocedor de los hombres, rechaza su petición y le encomienda la difícil tarea de insurreccionar, controlar la costa del Océano Pacífico. Lo logra a partir de una fuerza de tan sólo tres guerreros.

Los enemigos de la libertad, los soldados realistas tiemblan ante la sola idea de que se les ordene combatir a un genio militar como lo era Morelos, quien pronto controla una gran parte del centro y sur de la Nueva España, su fama mundial de ser invencible, es conocida a partir de romper el Sitio de Cuautla, donde sin comida, agua resiste a todo el poderío bélico español durante más de sesenta días, los realistas asombrados observaban como el insurgente, para no dejar caer la moral, organiza bailes y fiestas quien viera la posibilidad de la derrota, la imposibilidad de salir vivo de esa fatídica trampa, era condenado a ser fusilado.

Morelos burla el cerco, dejando con un palmo de narices a sus frustrados captores. La gran hazaña la conoce Napoleón Bonaparte quien exclama: “Dadme tres Morelos y os pondré el mundo a tus pies”. Morelos era radical, y a diferencia de Hidalgo proclama el desconocimiento de la cobarde nobleza española, plantea una lucha política que le da una formalidad al movimiento que nombra un Congreso para defender los intereses populares, en ese Congreso errante, perseguido para ser destruido, nunca se rindieron los diputados nombrados en solemnes reuniones.

Por salvar a ese Congreso, Morelos es aprisionado en Puruarán y condenado a ser fusilado, en Ecatepec, Estado de México. Morelos nos dio todo a cambio de nada, él ésta presente en donde nació, en la morada que compra para su familia a escasos metros del antiguo convento, hoy esa casa es museo donde se puede apreciar un pedazo de alguno de los pañuelos que cubría su cabeza para tolerar fuertes dolores.

¡Viva el Siervo de la Nación!

“Morir es nada cuando por la patria se muere”.

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