¡Viva Carmen Serdán!
Fidel Rodríguez Ramos-José Octavio Ferreyra Rodríguez
Solamente en Puebla, a diferencia de todo el país, el día 18 se celebra el inicio de la Revolución, no el 20 de noviembre porque en aquella ocasión la familia Serdán, armas en mano, declara la guerra al ejército profesional de Porfirio Díaz, al dictador que llevaba treinta años en el poder, gobernando a sangre y fuego.
La llama se enciende anticipadamente, porque el gobierno descubre los motivos del Plan de San Luis maderista; que llama al pueblo a pelear por la conquista de sus derechos: votar libremente, ejercer la huelga, salario digno, jornada justa de trabajo, clausura de tiendas de raya, acceso a la tierra.
La casa de los Serdán Alatriste es sitiada, la desigual resistencia provoca la muerte de los hermanos de Carmen, del cerebro organizador de la insurrección poblana, Aquiles y de Máximo Serdán. Con un rifle desde la azotea de la casa familiar, la valerosa mujer invita a la justa rebelión ante la sorpresa de los militares y curiosos, los soldados la hieren en la espalda.
Carmen junto con su madre, y cuñada llamada Filomena, esposa de Aquiles, son conducidas a prisión donde permanecen seis meses, a los porfiristas no les importó el embarazo de la viuda Filomena que en inmundas condiciones da luz a una niña que tuvo por nombre Sara.
Son libres gracias al triunfo del pueblo, de Madero su esposa amablemente accede a ser madrina de bautizo de la nena nacida en las rejas.
Aquiles y Carmen se meten de lleno en la organización de la gran rebelión, la primera del siglo XX, ayudan en todo a Madero, Carmen acude hasta San Antonio Texas para recibir indicaciones sobre el plan revolucionario, que empezaría a hacerse realidad el domingo 20 de noviembre a partir de las seis de la tarde. Esta sencilla mujer, bien preparada, había logrado hacer llegar armas a tres mil futuros combatientes.
Ella por su gusto hacia la lectura cotidiana de los periódicos, sabe y comprende los espantosos sucesos que sufrieron los mineros de Cananea, Sonora, de su huelga sofocada a balazos; sus líderes, como se sabe, son detenidos y enviados a las cárceles de San Juan de Ulúa en Veracruz.
La familia Serdán supo del trágico desenlace de la huelga textil de Río Blanco, Veracruz, donde sus dirigentes son fusilados; el gobierno de Díaz detiene a 200 mujeres y niños, ordena también su camino al paredón en grupos de diez; en furgones de tren los cuerpos victimados son llevados al puerto veracruzano para ser devorados por los tiburones.
La historia registra como Madero desea tumbar previamente el criminal gobierno de Díaz, pacíficamente, con elecciones, el mártir de la democracia en su campaña a la presidencia visita Puebla, y ahí un hotelero a él y su equipo les da hospedaje gratuito, al saber que ninguna casa de huéspedes lo deseaba, por miedo, recibir, la familia Serdán por supuesto lo apoya.
Antes de ser asesinado don Francisco I Madero, vuelve a la tierra de Serdán Alatriste para honrar y poner la primera piedra de un monumento a los primeros héroes, mártires que un 18 de noviembre con su sangre regaron la semilla del fruto que hoy muchos gozamos.