Aurora López Nambo

Pátzcuaro, Mich., 22 de diciembre de 2020.- Este martes 22 de diciembre se cumplen 58 años del atentado que sufrió la Virgen de la Salud, aquel 22 de diciembre del año de 1962, episodio que se recuerda como un acontecimiento doloroso no solo para los patzcuarenses, sino para todo Michoacán, toda vez que la Virgen de la Salud es la patrona primaria del Arzobispado, y el tesoro más grande que legó Tata Vasco, así lo refirió el cronista de la ciudad, Enrique Soto González en una de las entrevistas que concedió en vida en el año 2015 a este medio de comunicación

Relató que acontecimiento tuvo gran resonancia a nivel nacional e internacional, “fue un veintidós de diciembre, como entre doce y media y una de la tarde, yo trabaja en una tienda que se encontraba en la cuesta Vasco de Quiroga que se llamaba el Nuevo Japón, propiedad de don Cosme Cerda y de su esposa Chonita, cuando llega el maestro Manuel Salas Lozano muy agitado pidiéndole a Don Cosme que si le permitía hablar por teléfono a la comandancia porque acababan de balacear a la Virgen de la Salud”.

Continuó narrando: “cuando dijo eso, pues yo sin pedir permiso al señor Cerda que salgo y me voy a la Basílica, ya en el camarín en esos momentos se encontraba el señor Abad Javier Murillo Díaz y otras tres personas, yo alcance a entrar al camarín y vi como estaba todo el piso con astillas del cristal por las perforaciones de los diez balazos que le habían lanzado a la imagen, la perforaciones eran demasiado grandes, el vestido y manto de la Virgen también estaba lleno de astillas de cristal, empezó a pedir el señor Murillo que no recogiéramos nada hasta que no llegará la autoridad”.

Asimismo, mencionó Enrique Soto que a los pocos minutos era insuficiente la Basílica de la gente que gritaba y lloraba “las gentes de las islas y los pueblos de la rivera le gritaba, magresita magresita que te hicieron, quien fue, quien fue, y de vez en cuando echaban unas mentadas al que había cometido ese hecho”.

Indicó que los soldados que se encontraban en el cuartel donde hoy se ubica el Hospital Regional, salieron a detener al agresor que había atentado contra la Virgen, quien era una persona de una familia muy conocida, de él se decía que era mariguano, que estaba mal de sus facultades “todo mundo especulaba, por supuesto la familia de él eran personas muy respetables, ellos no tenían la culpa de lo que había sucedido y lloraban a la par con toda la gente del pueblo”.

Agregó que entre más pasaba el tiempo empezó a llegar gente de los municipios vecinos como Tacámbaro, Santa Clara del Cobre, Ario, Morelia “los de santa clara casi dejan solo el pueblo para venirse, porque son quienes vienen a la bendición de los enfermos cada lunes primero del mes, vinieron los de la procuraduría a realizar el dictamen, yo me acuerdo que con unos lazos midieron desde donde el señor le disparó a la Virgen y ahí se vio que eran siete balazos al cuerpo y tres a la cara…”

El cronista de la ciudad Enrique Soto González, en paz descanse, al continuar narrando aquel acontecimiento durante aquella entrevista del 2015, nos compartió que los tres balazos que le lanzaron a la virgen con la escopeta estaban directos para destruirle la cara y los otros siete al cuerpo “la Virgen de la Salud es una imagen bastante grande para que le hubieran atinado, sin embargo, ahí si hubo un milagro porque las balas no llegaron a su cuerpo solo perforaron los cristales”.

Señaló que el hechor tras disparar se acomodó el rifle y salió caminando tranquilamente del templo, pero fue detenido por los soldados cuando iba hacia la calle de Alcantarilla sin ninguna resistencia “llegó la policía, el comandante se lo llevó a la cárcel que se ubicaba en la presidencia municipal donde se ubica la oficina de alumbrado y los sanitarios, lo colocaron en un lugar donde no fuera a ser agredido porque los presos ya se habían dado cuenta de los que había pasado, puesto que las ventanas de la cárcel daban hacia la plaza, en ese tiempo era presidente municipal el señor Alfredo Manríquez, una persona muy honorable y muy cristiana”.

Refirió que cuando la noche estaba cayendo de ese día 22 la situación se ponía peor ya que la gente del pueblo quería vengar el atentado y castigar a quien le había disparado a la Virgen “ya como a las siete de la noche había soldados en todo el frente de la presidencia y el portal Hidalgo porque el pueblo quería entrar y sacar a la persona responsable, pegaban gritos, suéltenlo queremos hacer justicia por lo que hizo, tuvieron el tino de custodiar toda esa tarde, también ahí lo que valió fue que el señor Abad Javier Murillo hablará con la gente y los convenciera de que no se iba a solucionar nada”.

Ese día, precisó, el 22 de diciembre se suspendieron todas las posadas en el pueblo y todas las actividades programadas en las casas, como una muestra de solidaridad a la Virgen, toda vez que se sentía un ambiente de tristeza y todos hablaban del atentado.

Al pasar los días, dijo, el detenido fue sacado muy temprano y lo trasladaron al cerezo de Morelia donde cumplió la condena estipulada y al salir se retiró a una propiedad de sus familiares a Tacámbaro, donde falleció “el porque balaceo a la Virgen, hay dos versiones, una que le pidió un milagro a la Virgen y como no se lo hizo la balaceo y otra dice que estaba mariguano porque decía que él quería que lo reconocieran y supieran que existía”.

Recuerda que el cristal del camarín de la Virgen quedo ahí con las perforaciones para testimonio del milagro que había realizado Dios y la Virgen “pero en 1980 hubo un temblor muy fuerte y como el único que edifico que sufre daños es la basílica, se cayó el cristal pero se salió hacia afuera y no le cayó encima a la Virgen, ya después el crista lo regalaron gente de Monterrey en 1990 y es el que se encuentra ahora”.

Dijo que en la Basílica se encuentra una parte de ese cristal así como el rifle con que le dispararon y las esquirlas de las balas, así como una bala que se quedo en el rifle.

Una vez que pasaron estas cosas, dijo, el pueblo se acercó más a la Virgen, “pero como todo, nada más somos llamarada de petate, nosotros los patzcuarenses somos como los maridos de rancho, delicados de la honra y desentendidos del gasto, ya nos volvimos a olvidad de que tenemos una madre, del tesoro más grande que nos dejó don Vasco de Quiroga, sin embargo gentes de otros estados venían, como los peregrinos de Guadalajara en 1963 la vuelven a coronar como desagravio de lo que le habían hecho, vino el arzobispo de Guadalajara y el de Michoacán, la corona la regaló el pueblo de ese estado a través del canónigo Luis Enrique Orozco y le trajeron las llaves de la ciudad, así como el bastón de mando, fue una ceremonia donde mucha gente estuvo presente, la gente de fuera empezó a conocer más a la Virgen”.

Cada año, refirió, cuando se llegaba el 22 de diciembre se hacía una peregrinación para el desagravio “ahora todo se ha olvidado”. Finalmente el cronista de la ciudad Enrique Soto González, señaló que este atentado es comparado con el que sufrió la Virgen de Guadalupe en los años veinte cuando le colocaron una bomba que no le causó daños porque no alcanzó a estallar “es por ello que debemos de estar más cerca de la Virgen no nada más este día o l día se su santo que vamos y le lloramos, sino siempre, ella nos ha demostrado que es una verdadera madre, ojalá volvamos a voltear los ojos hacia ella porque ella está ahí siempre esperándonos, con esto no quiere decir que seamos fanáticos, sino que estemos cerca del tesoro más grande que tiene el pueblo de Pátzcuaro y de Michoacán”.

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