Rodríguez Ramos Fidel

Antes de que terminara el 2020, se acepta que el único medio que garantiza la estabilidad social es el Estado, el único que puede brindar educación, salud, trabajo frente a una débil capa empresarial, a emprendedores privados que aseguraban que era precisamente el gobierno el causante de una creciente pobreza, por meterse en cosas que no le correspondían, por lo que se recomendaba su alejamiento, que se redujera sólo a ser un vigilante.

Lo anterior empieza a ser realidad en Inglaterra y Estados Unidos de América, todas las instituciones que manejaba el Estado, como la educación, la salud, empiezan a verse como posibles generadores de riqueza a favor de los particulares. El efecto fue contrario, más desamparo social, y un super enriquecimiento de unos pocos a quienes se entregan, en el caso de México, la mitad del territorio, cien millones de hectáreas, para extraer riquezas minerales, usando los peores métodos que causan destrucción de suelos, enfermedades, división social, envenenamiento de mantos acuíferos.

Lo falso de que eran los empresarios, el mercado que automáticamente arreglaría todo queda descubierto durante la epidemia que causa más de un millón de muertes, muchas pudieron evitarse de haber contado con fuertes sistemas hospitalarios. Igual sucede en educación, donde es claro que se pierde mucho de lo que es un año escolar, los enemigos de la educación pública decían que era un derroche dar libretas, libros, becas, tablets, uniformes, calzado a los niños.

Los empresarios al ver su fracaso durante la epidemia, pidieron al Banco Mundial, a los gobiernos ayuda económica de urgencia, así en EUA Trump les entrega un billón (un millón de millones) de dólares.

En México como no se cumple esa exigencia, los fabricantes, constructores, banqueros extranjeros, junto con los partidos políticos, con excepción de Morena, le declaran la guerra al gobierno señalándolo como culpable de la quiebra de un millón de pequeños y medianos negocios.

Abiertamente, poderosos negociantes, mostraron su inconformidad por la decisión del Presidente para entregar dinero a jóvenes, gente de la tercera edad, gentes con capacidades diferentes, dinero que antes se les daba a ellos, supuestamente porque eso ayudaría a generar empleos. Hoy a los cuatro vientos, con los partidos de la llamada derecha, claman porque México vuelva a la realidad que se vivía en los tiempos de Miguel de la Madrid, Salinas, Fox, Calderón y Peña Nieto, donde en este último desgobierno se pedían préstamos anuales de un billón de pesos.

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