Fidel Rodríguez Ramos
Hace treinta años, hubo en Michoacán una insurrección magisterial total, donde un pequeño grupo de maestras y docentes, supo entender un descontento generalizado hacia un SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), una dirección que imponía secretarios generales sin consultar a las bases, a los miles de trabajadores que temían criticar, alzar la voz hacia ellos.
Era indigno que quienes debían enseñar a los niños buenos principios, estuvieran amenazados, mantenidos en una sumisión degradante. Por eso los docentes dijeron ¡basta!, tuvieron la capacidad, el ánimo para nombrar a sus verdaderos representantes, ignorando los estatutos sindicales que eran verdaderos grilletes que los sujetaban al gobierno, a dirigentes nefastos como Carlos Jonguítud Barrios quien a punta de metralleta, cubierto por el entonces Presidente Luis Echeverría Álvarez, toma las instalaciones sindicales nacionales en el Distrito Federal.
En 1989-1990 ese movimiento democrático es conducido por Filemón Solache, Delfino Paredes, Rogelio Pulido, Rubén Prado, Sergio Espinal, Francisco Javier Acuña, Rafaela Alejo, Antonio Rojas, Enrique Juárez, Guadalupe Calderón, Elesban Aparicio, Abel Martínez, Abelardo Torres, Sergio Martínez, Mariela Saucedo, Luis Manuel Macedo, Salomón Mendoza y el actual candidato de MORENA a la gubernatura Raúl Morón Orozco.
Y claro el Estado no se iba a quedar cruzado de brazos, ante la rebeldía, que se traduce en realizar congresos independientes, sin esperar el visto bueno del SNTE. Tomar todas las instalaciones que pusieron al servicio de los maestros. El poder responde recuperando con decenas de policías la sede de la Sección XVIII, aprehendiendo a más de ochenta profesoras y profesores; uno por uno de los detenidos fueron interrogados, prometiéndoles su inmediata liberación, siempre y cuando inculparan a la dirección de promover una revuelta armada, nadie acepta firmar esa arbitraria disposición, nadie da un paso atrás, a pesar de observar como algunos de los líderes eran brutalmente golpeados y torturados.
La mayoría pronto queda libre, pero el núcleo principal estuvo preso varios meses. Gracias a un accionar social todos alcanzan una libertad para seguir promoviendo un actuar democrático en la educación, desarrollar una propuesta de escuela integral, eso tan necesario para alcanzar una buena escuela es obstaculizado desde entonces. Dejando atrás el miedo los maestros recuperan sus edificios, a pesar de que se les advierte que posiblemente les esperarían gentes armadas.
Después de tres secretarios generales, Raúl Morón es nombrado representante, y no duda en mostrar su descontento hacia el gobernador Lázaro Cárdenas Batel, por la agresión que sufren las maestras, muchas acompañadas de sus hijos, los maestros en Casa de Gobierno cuando exigían atención a sus demandas, sin consideración la policía usa balas de goma, gases lacrimógenos para dispersarlos.
Morón por sus cargos de representación, como diputado y presidente municipal de Morelia, conoce perfectamente la entidad, sabe de su problemática y se le pueden hacer muchísimas críticas; es oriundo de Chucándiro, se desempeña como instructor de educación física, seguramente a él como a muchos le dolió la muerte, el sacrificio de Francisco Javier Acuña, Sergio Martínez Aguilera, Mariela Saucedo Maycot, muertos en inexplicables situaciones, ese fue el cobro para soñar por una
mejor educación, se le puede tachar de todo al aspirante del Solio de Ocampo, menos de no conducirse coherentemente: hacer lo que se dice.