Fidel Rodríguez Ramos

Hoy se cree que la gente por recibir la vacuna contra la Covid-19, por gratitud, agradecida votará por Obrador, por sus candidatos que en toda la República se han metido debajo del paraguas presidencial, creyendo que así van a ganar. Su ignorancia, la del PRI, PAN, PRD para imaginar lo anterior, se vuelve una ofensa contra todos los mexicanos, quienes saben que es OBLIGACION del gobierno otorgarla sin ninguna condición, todavía en la Constitución se contempla nuestro DERECHO a exigir la protección de nuestra salud.

El león cree que todos son de su condición, los tricolores antes daban cemento, cornetas, matracas, sombrillas, bolsas para el mandado, tortas, cemento, pacas de cartón negro, cubetas, celulares, computadoras, globos, además de asegurar a la gente, a las comunidades la realización de obras como drenaje, pavimentación, construcción de escuelas, clínicas de salud que como sabemos es obligación de cada nivel de gobierno hacerlas realidad.  Se daba todo lo anterior, que después se cobraba a precio de oro a los mismos “beneficiados”, con la vana esperanza de que votaran por ellos, su desesperación hizo que dieran estufas, tarjetas telefónicas, bicicletas, quinientos, mil pesos, pagar fiestas de quinceaños, esos regalos no fueron gratis, todavía tardaremos muchos años para pagarlos.

Sabían que no iba a ser la cosa como esperaban, por eso implementaron a la hora de las urnas diversas operaciones como el rastrillo donde borraban del padrón a quienes creían que votarían contra ellos; el ratón loco mandar, dispersar los registros de los votantes a lugares lejanísimos para que se desesperaran y no votaran; la operación tamal, que consistía en invitar a desayunar gratis a los que se acercaban a las casillas, felicitándolos por su actitud cívica, diciéndoles al mismo tiempo, recuerden esto es una desinteresada cortesía de sus amigos del PRI, sus amigos.

La operación encierro, dando tortas, frutas con purgantes a los integrantes de cada casilla, menos a sus representantes, para qué a la hora del conteo de votos, no participaran los demás por estar en el baño. Bajaban la luz para llevarse las urnas, quemaban los votos y hasta por flojera, muchas veces los tiraban al bordo de las carreteras, ríos, basureros. O la operación lapicero donde el secretario anotaba: PRD 300 votos, PRI diez votos, y en un descuido ponía “nomás” otros dos ceros.

Como ahora no hay lana para los despilfarros, los dirigentes de los partidos exigieron entrarle a lo que ellos creen que es un negocio, una posibilidad para ganar, comprando, inyectando también el antibiótico en diecinueve estados, el Peje accede a ello, sabiendo que la gente tendrá la última palabra en el día de las elecciones.  Todos los partidos tienen miedo porque fueron incapaces de promover alguna reunión con sus militancias o con el pueblo que ni siquiera sabe quienes son los candidatos o partidos.

Hay coronavirus, dijeron seguramente los jefes de los partidos, no se puede hacer nada, oh ya no faltará alguien que haga lo que es supuestamente nuestra obligación: cuidar los intereses sociales, velar por la salud de nuestra gente. Y efectivamente ya salió alguien, China que ofrece a toda la humanidad la vacuna, la fórmula para hacerla, volviéndola un patrimonio universal gratuito que la podrá fabricar quien tenga la tecnología, el ´personal profesional ¡eso, de ser cierto, es querer a todos los pueblos de este vapuleado, golpeado mundo!

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