Por: Araceli Saucedo Reyes
A lo largo de estas décadas las mujeres hemos luchado por mejores condiciones de igualdad y equidad, con la posibilidad de vivir una vida más libre, sin maltrato de todo tipo, entre varias demandas que se han emprendido, exigiendo a lo largo de este tiempo respeto y seguridad, así como hacer que nuestras voces se escuchen en decisiones políticas y de gobierno. Estas demandas han influido en importantes cambios sociales, que hoy lo vemos reflejado en nuestro entorno político, económico y cultural. Hoy en día cada vez es más común que las mujeres participen y ocupen cargos de elección popular o cargos de gran responsabilidad en ámbitos políticos o en la iniciativa privada. Sin embargo, y aquí está el pero, en el resquicio de género, cuando hablamos de empoderamiento de las mujeres continúa siendo muy extenso.Hoy estamos inmersos en un proceso electoral más, que se está desarrollando con nuevas normas constitucionales, con reformas a leyes federales y locales, en las que los Congresos establecieron nuevos procedimientos para la selección de candidatas y candidatos, con el espíritu de garantizar igualdad entre mujeres y hombres que deseen participar en la contienda. La reforma se aprobó y está vigente para este proceso electoral ¿pero realmente que esperamos en esta elección?, ¿cuáles son los obstáculos que enfrentaremos para que podamos incorporarnos a cargos de elección popular?.La violencia política, sabemos que son “las acciones agresivas cometidas por una o varias personas que causen daño físico, psicológico o sexual en contra de una mujer o varias, en ejercicio de la representación política”, este tipo de violencia lo vemos más a menudo en procesos electorales o en el ejercicio de los cargos, lo que dificulta la participación de las mujeres en la vida política, ya sea porque nos limitan o porque las mujeres terminan decepcionándose y pierden el interés por participar, y provocado de igual manera un desinterés en la participación ciudadana para emitir su voto y la desconfianza en las instituciones.En días pasados el Congreso del Estado, a través de una propuesta de reforma del Grupo Parlamentario del PRD, aprobó como nueva causal de nulidad de una elección, cuando se compruebe que hubo violencia política, durante y después del proceso electoral, con esta reforma esperamos que el transcurso de las designaciones de candidatos y candidatas, así como las campañas políticas cambien su rumbo y se desarrollen en base al respeto a los derechos de igualdad y equidad en la contienda, porque de otra manera, mientras la violencia política continúe, de nada servirá contar con una legislación actualizada. Cuando una mujer llega a ocupar cargos públicos, está visto que sus prioridades en los planes de trabajo son temas sociales, de igualdad de género, políticas públicas que garanticen mejores condiciones laborales, familiares, educativas, de seguridad, etc., y es ahí donde vemos la importancia de que las mujeres estén dentro de los círculos de toma de decisiones, porque somos nosotras las que vivimos esas desigualdades y esas mismas experiencias son las que nos hacer llegar a ser más sensibles ante la sociedad. Inmersos en este proceso electoral, parte de esta responsabilidad ahora la tienen las Instituciones Políticas, quienes están obligados a designar a través de sus métodos internos a los mejores perfiles y esperemos que esta reforma venga a fortalecer la consolidación de una democracia incluyente e igualitaria.