Fidel Rodríguez Ramos

Alonso Ancira y la familia Autrey, compraron en Coahuila lo que era una importante propiedad pública, de nosotros pues, conocida como Altos Hornos de México Sociedad Anónima (AHMSA), hace treinta años, y por sus altas relaciones con el gobierno federal, se las vendieron a un precio de remate, en 145 mil millones de pesos, en una quinta parte de su valor real.

El empresario solicita préstamos bancarios, ayuda económica al régimen que se la vendió. Se esperaba qué como integrante de la iniciativa privada, todo marcharía bien, como buenos mexicanos, los coahuilenses le abrieron un amplio crédito, confianza pues la acerera, la más importante del país, ocupaba a miles de personas, además de beneficiar indirectamente a otra parte de la sociedad.

Sin embargo, a pesar de disponer de una mesa bien servida, Ancira y sus socios durante tres décadas se dedican a manejarla inadecuadamente, derrochando mil novecientos millones de dólares, entre otras muchas cosas Alonso se  compra un avión, un yate de lujo para cruzar los mares, llegar a España donde seguramente adquiere mansiones para vacacionar, descansar de sus intensas jornadas de difícil trabajo.

Y claro esa conducta, error brota escandalosamente, los acreedores exigen sus pagos, adeudos y Ancira inicia negociaciones, las alarga para finalmente declararse en quiebra, donde muchos, hasta el gobierno (o sea nosotros) pierden miles de millones de pesos. Para recuperar algo de lo despilfarrado, el industrial, junto con personas bien vestidas, exitosas, millonarias, logran convencer a Pemex para que les compre un montón de chatarra, fierros oxidados de una planta productora de fertilizantes con un sobreprecio de doscientos millones de dólares, esa venta fraudulenta beneficia a gente que se considera honorable, algunas con buenas relaciones hoy con el gobierno de la Cuarta Transformación.

El señor Alonso sabedor de que tal argucia, maquinación, tranza, robo sería descubierto huye a España en su crucero de lujo, donde al poco tiempo es detenido por la policía peninsular, en una conferencia, completamente trastornado grita, despotrica, denuncia a Obrador como su férreo perseguidor, asegura que el Presidente está loco, que es un dictador, que acabará con el inocente pueblo de México, que él teme por su vida, que sólo en la antigua madre patria estará seguro.

Sus abogados hacen hasta lo imposible para impedir su extradición, vuelta a México para responder por lo que se presume son fechorías que perjudican al pueblo. Finalmente hace días llega a tierras aztecas, se encuentra en la cárcel pero es seguro que pronto saldrá libre, tras firmar el compromiso de devolver en cómodos abonos un poco más de doscientos diez millones de dólares.

Muchos no imaginamos lo que son mil novecientos millones de dólares, que dilapida Ancira con muchos cómplices, y ojalá nos equivoquemos, pero para darnos una idea de ese monto de lana, en estos momentos en el espacio tres artificios de China, Arabia Saudita, EUA, tratan de llegar a suelo del planeta Marte, tomar muestras microscópicas y traerlas a la Tierra, el costo de esa misión: tres mil millones de dólares. (RRF)

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