Fidel Rodríguez Ramos
Los tiempos que vivimos han arruinado muchas cosas, los partidos fueron borrados del imaginario colectivo, y éstos para sobrevivir, con mucho éxito alejaron a la sociedad de los mismos, que se convirtieron en un patrimonio particular, la gente no se dio cuenta por la necesidad de jugarse todos los días la vida, al salir a las calles para ganarse el diario sustento, ahora, se dice, es a través de las plataformas, internet, redes sociales como habrá de definirse gran parte de una contienda electoral.
Otra fórmula que idearon para sobrevivir los diez partidos que hoy “compiten”, fue unirse, mezclarse sin importar que sean agua y aceite, construir verdaderos frankesteins para confundir a la sociedad, al grado que ya no se sabe quién es quién. El efecto ha sido el esperado, pues la ciudadanía dice: “todos son iguales, todos mienten, se aprovechan al estar en el gobierno”, quizás porque el instituto triunfador en el 2018 se sumió en una irresponsable quietud, abandonando las expectativas, los anhelos, esperanzas que depositaron en las urnas treinta millones de personas.
Único actor político, en un amplio espacio es el Presidente de la República, quien ante la falta de participación de los dirigentes del partido de donde surge, recomienda las llamadas consultas, que siempre han sido un vil engaño para elegir candidatos, pues ésta nominaciones, propuestas en justicia, deberían pertenecer a los militantes, simpatizantes que no tienen la más mínima actuación, no se permite que participen, renunciándolos a un quehacer democrático que es importante para pensar en un desarrollo económico, político y social. Las escuelas, la familia están como están porque no ha permeado en ellas, desde hace dos mil años la democracia.
El alejamiento de la sociedad en una actividad natural que es suya, que se la ha ganado con ríos de sangre, hará posible que una selecta minoría, donde ya se ha apuntado el empresario Claudio X González, los periodistas Héctor Aguilar Camín, Carlos Marín, el “Jefe” Diego Fernández de Ceballos, Margarita Zavala esposa del expresidente Calderón, la profesora que nunca pisó una normal Elba Esther Gordillo Morales y por supuesto los diez abanderados de los partidos políticos, decidirá quienes triunfaran en Guerrero y Michoacán, entidades altamente politizadas, donde sus habitantes han trazado muchas veces el rumbo correcto de la nación, ahí están los focos rojos para el sistema pero todo parece indicar que se ha logrado el control ¿de qué manera? pues poniendo como candidato a un familiar de los 43 normalistas desaparecidos, a una diputación, en Michoacán atomizando a los maestros y maestras que militan en cuando menos seis organizaciones sindicales.
Ya es seguro que habrá, como siempre, una vil negociación, una burla a la exigencia de que todo por la salud de la nación, debe cambiar, pues no es posible que poco a poco nos vayamos sintiendo como extraños en el lugar donde nacimos, como gentes pequeñas, que no tienen el conocimiento, la capacidad, las ganas para actuar por el beneficio de todos. La entrega absoluta sin condiciones, sin esperar nada a cambio la acabamos de ver en el lago de Pátzcuaro donde cientos de personas, hasta de varios estados vecinos, se hicieron uno hasta encontrar a dos personas que fallecieron ahogadas.
Vergonzoso es el panorama, hemos caído, nuevamente, en una decadencia, en una simulación, en el desprestigio de un quehacer que aparece con el hombre mismo. No es posible que la noble actividad política, en estos tiempos de crisis para miles de gentes que perdieron su empleo, familiares por la pandemia, se vea sólo como un quehacer, como un trampolín para enriquecerse, a través de lo que se llama asumir una representación de la voluntad popular, cuando ésta ni remotamente ha sido tomada en cuenta.