Fidel Rodríguez Ramos

        Al tomar posesión del gobierno de Michoacán, el doctor Jaime Genovevo Figueroa Zamudio, tuvimos la oportunidad de platicar con él, le pedimos todo su apoyo para tratar de salvar al lago pátzcuarense. Loable –contestó- es su petición, pero nuestra cuenca camina a una muerte natural, podemos aminorar ese inevitable fin con la recuperación, cuidado de suelos, con la reforestación que detenga el escurrimiento de lodos, tierras que asolvan cada época de lluvias al vaso de agua, y por supuesto con la urgente reforestación, con el funcionamiento correcto de las plantas tratadoras de aguas negras.

      Poco, por no decir nada, de lo anterior hemos hecho, se han aterrizado, efectivamente, algunas propuestas, pero desafortunadamente no ha habido un seguimiento. Salen, llegan nuevas autoridades, pero éstas, por lo general, no cuentan con los dineros necesarios para seguir adelante con lo ya comenzado. A ello se une nuestra poca conciencia ecológica, al usar como basurero al lago, tirar gasolinas, lacas, aceites, pinturas, colorantes, plásticos y todo lo imaginable a esta agredida laguna.

     No es del todo cierto que la fauna lacustre se acabe por esa clara contaminación, sino por el uso de chinchorros que arrasan con muchas especies, como el pescado blanco, las acúmaras, la sobreexplotación de esos delicados recursos es claro, además de los errores al haber metido especies ajenas a la fauna original, como la carpa israelí. Errores en el área, lamentables, se han cometido al sembrar especies de árboles exóticos, como el eucalipto o gigante, que “quema” el suelo y pasto, que absorbe gran cantidad de agua, un árbol de Australia que alguno de nuestros políticos importa para que pronto se puedan ver los frutos de la reforestación, en los camellones de las carreteras.

     Es demagógica, oportunista la declaración que hace una persona el pasado 26 de marzo en La Voz de Michoacán, acusando a quienes gobiernan como presidenta, acaldes de ser los responsables de la lenta muerte de este espejo que dio origen al nombre del Estado (Michoaque: tierra de pescados), pues el deterioro, de una u otra forma es culpa de todos, por eso el inminente fin , sólo puede aminorarse con la PARTICIPACIÓN DE TODOS; en Pátzcuaro nos comentan las dificultades para operar las plantas tratadoras de aguas residuales ¿cómo van a funcionar si muchos nomás no pagan el agua potable, que nos permitiría hacer funcionar las bombas con energía eléctrica, a pesar de tener exitosos negocios?.

      El lago se muere por la envidia, pues hoy todos, hasta muchas autoridades estatales, regionales, quieren aprovechar el boom, la fiebre del oro verde, el aguacate que le quita el agua de los ríos subterráneos, manantiales al espejo de plata que fuera motivo de inspiración para Agustín Lara y Linda Ronstandt.  

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