Fidel Rodríguez Ramos   

Por las calles de la región se observa la papelería de los partidos, que anuncian a sus candidatas y aspirantes, arrugada, sucia, pisoteada, despreciada ´por quienes la reciben en sus manos, pues seguramente ésta no les llama la atención, y o su contenido les parece incomprensible, irrelevante.

  Las brigadas de los partidos, que hacen los recorridos de campaña, se nota que han sido contratadas, pues no hay en ellas entusiasmo, lo ideal hubiera sido que las mismas se hubieran integrado con sus militantes o simpatizantes.

   Desangelada es la antesala para llegar a las casillas, los candidatos (as) han de pedir que termine un cruel y estresante proceso, donde nadie parece estar motivado. Ese clima no se les puede achacar a ellos, la epidemia impide la de por si débil vida interna partidaria, que le pudiera dar garra, y lo peor hay una inconformidad por el modo en que manejaron las cosas las dirigencias.

    Milagrosamente, quien salva a las más tristes elecciones de que se tenga memoria, son algunas personas, como Obrador a quien se le ha pedido algo imposible: ¡de que no promueva obras, éxitos de su gobierno para no perjudicar a sus oponentes que han llegado al extremo de unirse, olvidando sus principios!. Risa causa tal reclamo, cuando todos vemos la catástrofe que sacude a todo el país: desempleo, desatención educativa, falta de servicios de salud, violencia que ni siquiera los representantes del Papa han podido conjurar, mínimamente.

    Jamás, por el delicado momento que vive la nación, nuestra gente aceptaría que se usara la vacuna, el medicamento contra el Covid-19 para influir en los posibles votantes. Los amargos momentos que ha vivido, le han hecho comprender que es su derecho, sin ningún condicionamiento, para recibirla.

   Un poco de oxigeno a las débiles campañas, para ponerlas en el escenario, han sido los escándalos del Instituto Nacional Electoral (INE) que les quita las candidaturas a Morena en Guerrero, Michoacán para aspirar al máximo cargo ejecutivo. Curiosamente, los máximos errores los ha cometido ese partido, como en Zacatecas y Ciudad de México donde notables personajes han sido acusados por abusar de mujeres y jovencitos, ante la vista de todo mundo.

   Las elecciones se hubieran desbarrancado irremediablemente, de no haber sido por lo anterior, a esos extremos lamentables se ha llegado, para eso están sirviendo los cuarenta y un mil millones de pesos, que se destinaron irresponsablemente, en un momento en que debieron usarse para mejorar la economía, para no ver chamaquitas pidiendo ayuda económica, jóvenes asaltando el transporte público; la falta de oficio político, de dominar la difícil tarea de vincularse con la gente, resolviendo sus demandas más sentidas, ayuda a trazar nuevamente, como en el 2018, una raya, división que decidirá el resultado en las urnas.

   Nuevamente habrá dos tendencias: una donde los sufragantes lo hagan a favor de los oponentes del presidente, para que resurja con más brío la corrupción, el saqueo de lo poco que queda y que es de nosotros, la segunda sería, por los que se inclinan por lo que ha sido la dura lucha de AMLO, que para acabarla de amolar ni siquiera ha sido comprendida, apoyada por los morenistas militantes que creen que ya todo está hecho, que la gente abrumadoramente votara como en el 2018.

   El momento es expectante, hay cosas valiosas en juego, como Pemex y Comisión Federal de Electricidad, su suerte, destino no la resolverán los dueños de grandes riquezas, porque a ellos también los cimbró la epidemia, SINO EL NOBLE, MARAVILLOSO, VALIENTE, SACRIFICADO PUEBLO DE MÉXICO, ni más ni menos. “Alea jacta est” (La suerte está echada).

Compartir: