Fidel Rodríguez Ramos

  En la región lacustre vivió un excelente carnicero, cocinaba las más ricas carnitas, eso lo hace popular, se llamaba Francisco Alfaro. De pequeño lo conocí, hace más de cincuenta años, su presencia llena de energía, decisión, optimismo, le ganaba muchas amistades, pero hoy se le recuerda más bien por haber militado siempre en el PAN, en todas las elecciones se perdía, la gente no podía ocultar muchas veces la burla hacia él, por militar en un instituto nacido, al parecer, para salir siempre derrotado,

Lo respetaba, admiraba su férrea decisión para estar siempre con ese partido, que condenó el dos de octubre de 1968, el diez de junio de 1971. Que no tolera el robo de Salinas de Gortari que comete en perjuicio de Cuauhtémoc Cárdenas. Y ante la victoria estruendosa del año 2000 con Fox, todas las gentes corren a saludar al señor Alfaro, para decirle: Ora sí don Pancho ¡ganamos!. Sí –contestaba- “con tu ayuda”.

Seguir el ejemplo del personaje aludido hoy, es lo que nos hace falta, estemos en el partido que estemos, y por desgracia, para tragedia de México, de la democracia, pocos lo han practicado, en las noches, con mi padre, lo veíamos pegar la propaganda panista para diversas elecciones. Se critica lo mal que anda el país pero siempre nos negamos a participar en las justas políticas, muchos las despreciamos y tememos mancharnos.

Todos los partidos, es innegable, perdieron en el pasado seis de junio, por no haber vencido el difícil obstáculo de relacionarse con la gente, invitarla a actuar. Ante un entusiasmo que pronto se acaba, gracias al actuar de Cárdenas, Diego Fernández de Cevallos, Colosio, Fox, Obrador, pequeños grupos se hacen dueños de los partidos, ignorando el sentir de sus bases, cada vez más reducidas, decidiendo arbitrariamente a los candidatos de cada justa electoral.

Eso pasa hoy en la Ciudad de México, donde pierde la esperanza del 2018; en todos los Estados donde la gente, en su mayoría, decide votar por algo que todavía no se ha convertido realmente en un partido, y me refiero a Morena.

No creo equivocarme, pero hoy urge recuperar la nación, sus riquezas que aún tiene como el litio, el petróleo para crear empleos. Eso será posible si se reconoce que para ello hay que recorrer un largo camino que exige sacrificios, entrega absoluta hacia los demás. Sigamos el ejemplo de Francisco Alfaro que nunca dudo en abandonar su causa, su lucha incomprendida, motivo de risa para muchos.

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