Rodríguez Ramos Fidel
La ecología debe entenderse como la defensa del medio ambiente, del agua, bosques, ríos, lagos, océanos, de la atmósfera, pero por desgracia quienes lo hacen en México, sufren agresiones, persecución, cárcel y muerte. Así acaba de pasar en Sonora, con el indígena Tomás Rojo Valencia, quien como portavoz de su pueblo Vicam, denuncia la construcción del Acueducto Independencia que transportaría a Hermosillo el vital líquido, dejando sin nada a quienes viven en las riberas del río Yaqui, después de varios días extraviado es localizado sin vida.
Siendo estudiantes universitarios, habitantes de tierra caliente nos invitaron para hacer realidad una resolución presidencial que garantizaba la devolución de sus tierras, llegamos con los normalistas de Tiripetío, y con sorpresa observamos a judiciales armados que acompañaban a Efrén Capiz, topógrafos y licenciados de la Procuraduría Agraria. De pronto en las colinas aparecen gentes que empuñaban fusiles, con machetes quienes con su actitud trataron de atemorizarnos, nadie corrió y en medio de una expectación, pudieron terminarse los trabajos. Desafortunadamente a los pocos días, algunos de los impulsores de tal acto legal, de justicia murieron balaceados.
En el 2014 se nos pidió asistir a la sierra de Puebla, a un foro en defensa de La Tierra y el Agua. Fue impactante observar la floresta, llena de aves, animales, los árboles cargados de limas y mameyes, pero, sobre todo, lo más maravilloso fueron los ríos caudalosos. Ese paraíso estaba amenazado, pues grandes empresarios extranjeros pretendían dar un uso comercial a las aguas; desarrollar la minería que acarrearía grandes fortunas para pocos, en perjuicio de miles de poblanos. El evento fue un éxito por la cantidad de organizaciones participantes, los medios de comunicación nacionales cubrieron el encuentro. Y vuelve a pasar lo mismo, uno de los principales organizadores de la reunión a los pocos días es asesinado.
Igual sucede en los santuarios de la mariposa monarca en Michoacán, sus más decididos defensores son eliminados. A pesar de existir en México un partido verde, éste nunca se ha pronunciado contra los que, ante la vista de todo mundo, destruyen bosques, fauna, arrecifes, manglares. Contra las mineras que envenenan la Tierra, los ríos y mantos acuíferos.
Es lamentable saber hoy que la cascada más grande de la república mexicana, que se encuentra en Chihuahua, simplemente se acabó, apenas se observa un hilo delgado que cae al vacío. Y uno se pregunta ¿dónde están las instancias que tienen como tarea principal, preservar, cuidar un entorno maravilloso que poco a poco se va extinguiendo? Marchamos a una catástrofe anunciada, absurdamente, el hecho parece a nadie importarle.