José Octavio  Ferreyra  Rodríguez

  Hay una coincidencia, esperanza para que las clases presenciales se reanuden a fines de agosto, del presente año. La mayoría de la sociedad acepta que el modelo híbrido fue un rotundo fracaso, hace más profunda la división entre los que lo tienen todo, y una inmensa mayoría que no tiene teléfono, ni acceso a internet. Por si fuera poco, faltan por vacunar sesenta millones de compatriotas, niños,  adolescentes,  jóvenes fastidiados por la nueva forma de vida.

   Nos acercamos a varias personas para que nos dijeran su sentir, sobre el asunto que da título a ésta colaboración:

   “Las clases presenciales deben iniciarse, porque debemos aceptar que debemos de convivir con esta epidemia, no hay de otra, ella estará con nosotros mucho tiempo más, para que le damos vuelta”.

   “Quien debe dar la indicación correcta son las autoridades sanitarias, uno nada más sabe lo que se dice en los medios, en éstos no hay mucha claridad. Por eso los papás muy difícilmente consentirán en exponer a sus hijos, mandándolos a las escuelas, donde tienen el temor de que puedan contagiarse”.

   “Debemos esperar  a que los niños de primaria, los de secundaria estén vacunados. No podemos perder lo que se ha ganado, se puso el antígeno a gente mayor, maestras y profesores. Hemos andado con cubre bocas, seguimos las indicaciones y no creo justo que por una mala decisión, volvamos a caer en la deli cada situación que vivimos el año pasado.”

   “Soy de una comunidad de la meseta purhépecha, allá los estudiantes de secundaria de plano ya no quieren saber ya nada de la escuela. Van a la milpa con sus papás, cuidar los animales, estar en las artesanías es lo que los ocupa. La cosa no se ha puesto tan fea, porque el gobierno federal ha enviado alguno de sus programas de reforestación. Muchos se desanimaron por los muchos trabajos que les dejaban.”

   “Deben reiniciarse, cuidando que los chamacos estén en espacios amplios, ventilados. Se debe dividir los grupos; estableciendo días, horarios diferentes por ejemplo para el recreo. Es un reto, para todos, pues recordemos que en los niños, por su naturaleza, hay un fuerte deseo por estar, compartir muchas cosas con sus amiguitos, no los podemos tener siempre alejados, obligarlos al uso continuo del gel, mascarilla”.

    “Esta pandemia nos ha obligado a muchas cosas nuevas. El salón que reciba nuevamente a los niños, debe ser como el espacio que se les ha habilitado a los diputados y senadores, con cubiertas de plástico y fuerte protección. Los niños se merecen lo mejor, hasta tener un doctor ya no digamos en cada escuela sino en la cabecera municipal, comunidad, pueblo o ranchería para atender los posibles brotes. Ya deben vacunar a los pequeños, porque si no se convertirán en un posible vehículo de contagio en su escuela y hogar.” (José Octavio  Ferreyra  Rodríguez)   

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