Fidel Rodríguez Ramos

   Nuestro impresor recibe una apreciación regional de lo que fue la consulta encaminada a condenar la serie de perjuicios cometidos por Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Son las seis de la tarde de este domingo y todavía en Pátzcuaro había personas emitiendo su parecer sobre la actuación de éstos personajes.

   Se necesitaban millones de votos para someterlos a proceso, y difícilmente se juntarán los necesarios para hacerlo. El hecho se puede aclarar porque hubo mucha desinformación. En primer lugar no fue Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) quien impulsa ésta consulta sino más de dos millones de personas quienes desde hace tiempo promovieron esa manifestación de la ciudadanía, libremente sin ostentarse como miembros de algún partido o movimiento social.

   Oportunistamente muchas personas se subieron al carro de la consulta, al cuarto para las doce, provocando entre la gente del pueblo el desinterés, o la sospecha de que se trata de aprovechar el momento para posicionarse en las futuras batallas, para ver que posiciones pudieran conquistar en los ayuntamientos, gubernaturas o a nivel federal. Otro elemento fue la actuación del Instituto Nacional Electoral (INE) quien le hace un vacío a su obligación de promover una participación nacional, pocos anuncios, propaganda desmotivaron la presencia de la gente en las urnas.

   En la jornada el domingo, muchas casillas no se abrieron a las ocho de la mañana, por la falta de personal o puntualidad. En Quiroga, Tzintzuntzan había casillas cerradas a las doce del día y en Pátzcuaro en dos sedes la gente no dejaba de participar. Los medios de comunicación, tendenciosamente desde muchos días antes clamaron por la no participación de la gente, afirmando: “que no entendían el  motivo de la consulta”, difundiendo que la misma no tenía sentido porque muchos de los agravios, por el paso del tiempo, simplemente habían caducado, y que por consiguiente ya no merecían castigo alguno, como si la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero justificaba una vuelta en las páginas del libro de las infamias y crímenes, cometidas contra nosotros.

   Muchos pusieron su granito de arena para desmotivar a la sociedad en la participación histórica, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, colabora redactando una pregunta inentendible para los participantes, un galimatías que no iba al centro de la intención que era llamar a cuentas a los expresidentes, como Vicente Fox quien no nos dijo lo que hizo con sesenta mil millones de dólares, que se obtienen por la elevación de los precios internacionales del petróleo. En la historia quedará el apoyo que Ernesto Zedillo dio a los banqueros que hasta esta fecha se traducen en dos billones de pesos, nosotros pagamos ese dinero a los sinvergüenzas ladrones, gerentes que se enriquecieron desmedidamente a nuestras costillas, esa condena la seguirán pagando los de la próxima generación hasta el 2070.

    Lorenzo Córdova Vianello debe estar contento, por su buen oficio en el INE, su gris “trabajo” se desconocerá el próximo mes de marzo del próximo año cuando se echará la casa por la ventana, para buscar la salida de Andrés Manuel López Obrador del gobierno a través de una real consulta popular, donde no se escatimará nada, publicidad, autoridades en las casillas, promocionales, invitaciones, uso de la radio, la televisión, las redes a pasto, ampliamente para invitar, ahora sí, a todos los enemigos de una alternativa de gobierno que requiere de tiempo para consolidarse, muchos de los que votaron por Obrador, ahora nos confiaron que no participarían por no haber observado un verdadero cambio, ellos como muchos de nosotros desconocen que eso requiere de mucho tiempo y paciencia, simplemente para derrotar al PRI se ocuparon setenta años, doce años necesitamos para ver la ineptitud del PAN para gobernar; más de cincuenta años lleva el dominio de un sindicato falso sobre los trabajadores de PEMEX, igual los trabajadores de la educación llevan décadas sin poder quitarse de encima el dominio de los llamados charros del SNTE (Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación).  

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