Fidel Rodríguez Ramos

    Lamentable la acción de algunas de las mujeres, que integraron el equipo de softbol, féminas de  doble nacionalidad mexicano- estadunidense, quienes lograron el cuarto lugar en los olímpicos de Tokio, antes de regresarse a sus lugares de residencia, arrojaron al tacho de la basura sus uniformes oficiales que nuestro país les regaló, hechos con muchos sacrificios, gastando mucho dinero, simplemente hay que pensar el desembolso que representa el traslado de más de cien participantes a esa justa deportiva internacional.

     Las muchachas ese actuar ya lo venían haciendo desde competencias preparatorias en otros países, donde compitieron para lograr su clasificación para estar en el país del sol naciente, jerseys, pants furiosamente eran aventados en cestos de desperdicios. ¿Cómo interpretar ese reiterado gesto? ¿Cómo fue posible que esas competidoras hayan actuado así con un país humilde, digno que hiciera posible estar en un lugar de competencia privilegiado que muy pocos mortales pueden conocer?.

       El responsable del seleccionado declara que las integrantes de ese deporte, poco conocido en México, hicieron esa sucia acción, para tener más espacio en sus maletas donde metieron toallas, sábanas, mantas, ¡almohadas!, champu, jabones, tapetes que se encontraban en la villa donde pernoctaban, sorpresa, lástima ha de haber causado a los anfitriones orientales la actitud tan pobre de esas mujeres, una nadería valió más, para ellas, que los tres colores patrios. Para más burla, rehusaron a ponérselos en las competencias, porque ya habían establecido un convenio con una marca internacional, pues a cambio de dinero estaban obligadas a usar los de su patrocinador.

     Al contrario de esas personas, otros ciudadanos han renunciado a su nacionalidad, para competir a nombre de nuestro país, mostrando un gran orgullo. Que diferencia de ellas con otras atletas, competidoras que diariamente, hacen fuertes rutinas, en el box, atletismo, fut-bol, ciclismo soñando con estar algún día representando a su municipio, estado o patria.

    Cada olimpiada nos da grandes sorpresas, como ocurrió en la de Brasil, donde el encargado del deporte mexicano, Alfredo Castillo  (ex comisionado de seguridad en Michoacán), lleva a su prometida de paseo con la selección azteca, que se sorprende al ver que la pareja de Castillo también aparece vestida con el uniforme oficial de los competidores, a pesar de que no participaría en ningún evento olímpico.

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