Fidel Rodríguez Ramos
Nuestros antepasados tuvieron sueños que se relacionaron con la llegada de gente extraña, dispuesta a hacer suyas éstas tierras, gobernadas desde Tzintzuntzan por el rey Tangaxhuan, vieron además señales, presagios de ese hecho inminente, temblores, cometas en el cielo.
En 1502 Cristóbal Colón en el mar Caribe, detiene a una gran embarcación mesoamericana, toma algunas cosas que llevaban los nativos, entre ellos objetos de cobre, seguramente producidas en Michoacán. Los aztecas, secretamente, antes de la caída de su metrópoli, repetidamente con el envío de embajadas pidieron auxilio a los purhépechas, para enfrentar el peligro español, la unión, el auxilio no se realiza por existir una vieja rivalidad.
Caída Tenochtitlán, Cortés invita a gentes de este reino a visitarle, éstos le llevan regalos a nombre del emperador, la representación se aterroriza ante la demostración del prodigioso armamento español, rayos que cimbraban la tierra, que como rayos mortales desgajaban árboles, grandes venados (caballos) que sacaban fuego con sus patas. El conquistador les entrega, para que lleven como presentes al rey de éstas tierras, unos cerdos y un perro, que él mandatario manda sacrificar por creer que los primeros eran grandes roedores.
Muchos nobles espantados con las novedades lloran, y con sus joyas se arrojan a las aguas del vaso lacustre, Tangaxhuan se refugia en su lugar de descanso favorito que se encontraba en Uruapan. Se consideran que importantes gentes del imperio indígena, planearon varias insurrecciones que no tuvieron éxito, poniendo en alerta a quienes pronto serían dueños de un inmenso territorio. El contacto con los aztecas, con los invasores en Tenochtitlán, trae a éstos lugares la epidemia de la viruela que elimina a muchos pobladores.
Quien visita por primera vez los lugares de Michoacán, es el conquistador Cristóbal de Olíd, realiza reconocimiento de los territorios, y a nombre de los monarcas españoles toma posesión de los mismos. La apropiación de hombres, riquezas y tierras es una consecuencia natural que sigue a todo proceso de dominio, con ello se beneficia a Hernán Cortés a quien se le entrega Tzintzuntzan, a otros acompañantes se les ofrece lo que hoy es Tacámbaro, La Huacana, Ario, Zamora.
Sin embargo, para la mayoría de los invasores lo más valioso, importante era el oro, la plata, las fabulosas riquezas que dieron lugar a muchas leyendas, que en parte tenían mucho de verdad, en el nuevo continente descubierto, como la existencia de El Dorado, la ciudad construida con oro. El ansia del valioso metal, resulta una calamidad, desgracia de los pueblos y habitantes, pues los rudos soldados extranjeros constantemente lo exigían, al ver los pocos resultados, la poca cantidad que se les daba, no dudaron en profanar las tumbas de nobles y reyes en Pátzcuaro, Ihuatzio y Huitzitzillan (Tzintzuntzan).
Quien se distingue en esa tarea es Nuño de Guzmán, obliga a Tangaxhuan para que le acompañe a nuevas expediciones de dominio al occidente del antiguo imperio. Descontento Guzmán por los pocos beneficios, por creer que le ocultaba lo que él cree grandes tesoros, lo somete a juicio, acusándolo de planear ataques contra los iberos, esconder pueblos para que no entregara n tributos, de matar españoles para después cubrirse con sus pieles, con esos falsos cargos el caltzontzin purhépecha es condenado como culpable, envuelto en un petate es arrastrado por un caballo, después es ahorcado y quemado.
La inhumana violencia es atenuada por un hombre enérgico, que no duda en enfrentarse a los despiadados invasores, que se nombran por sus servicios de conquista como encomenderos, se convierten en amos, dueños de territorios y hombres que hacen esclavos. Esa persona preparada, con estudios de leyes y religión, valiente es Vasco de Quiroga. Quien con su claro amor, logra que los amerindios dejen los bosques, montañas donde se refugian escapando de la violencia, para que regresen a sus hogares, para volver a practicar la agricultura, sus oficios descuidados por andar huyendo.
La conquista nos arrebata, cuatrocientos cincuenta años, perdimos muchos conocimientos, alimentos, idiomas, danzas, música, vestido, oficios, formas de organización social, política, religiosa, el respeto a los mayores. Costumbres, fiestas, tradiciones; estuvimos a punto de perder nuestra identidad por completo, a causa de una cultura ajena que pone en primer lugar al individualismo, que propicia una verdadera agresión hacia un entorno natural maravilloso. Quien entiende lo anterior, y que por ello no duda en rebelarse contra una arbitraria invasión, fue una intrépida mujer conocida como Eréndira, ella pone el ejemplo a futuros y futuras figuras que hicieron hasta lo imposible para salvar no sólo a Michoacán sino a la Patria misma donde nacimos.