Fidel Rodríguez Ramos

   Después de muchas vueltas, hemos llegado a algo que es muy natural, necesario si es que deseamos ver a los niños, adolescentes en las aulas recibiendo clases presenciales, y esto es vacunarlos, como en los Estados Unidos donde es posible comprar el antígeno en las farmacias, cuyo precio es de mil pesos aproximadamente, esto ya se está discutiendo en muchos países, ello es necesario llevarlo a la práctica para terminar, como es en el caso de México, con una discusión bizantina que parece llevarnos a un callejón sin salida, mientras los menores pierden valiosos momentos para prepararse.

     No ha podido establecerse un verdadero proyecto de regreso a las aulas, por el tremendo gasto que representa el costo de cubre bocas, gel (donde una secundaria recibe un litro del líquido para quinientos escolapios), cloro, tapetes con satinizante, medidores de temperatura, jabón, agua, médicos. Además de la práctica masiva de pruebas para detectar la infección, ante los primeros síntomas. Lo que falta es dinero, voluntad, desprendimiento y quitarnos un poco el egoísmo que padecemos, estar unidos requisito obligado para proteger a los niños.

    La aplicación de la vacuna, el método ha sido adecuado, se han vacunado sectores importantes como los médicos, los adultos, maestros, los jóvenes, por creer que los menores no estarían en peligro de contagiarse por las muchas defensas, anticuerpos que poseen, eso ya no es posible por las muchas mutaciones del virus, ya nadie está a salvo. El costo general de los antígenos, se dijo desde un principio que era de treinta y cinco mil millones de pesos.

   Ahora se necesita buscar recursos para los menores, para más de treinta millones, y dinero, creemos que no hay, pues se ha creído más importante entregar cinco mil setecientos millones de pesos, el próximo año a los partidos políticos. Si a ello sumamos la dificultad para encontrar las vacunas en el mercado internacional. Ha habido declaraciones, de empresarios, gobiernos estatales que parecieron entender la situación, la necesidad de hacer a un lado naturales diferencias, para estar en la idea de salvar a otros para salvarnos a nosotros mismos.

     Se necesita compartir un poco lo que se tiene, pues a pesar de la grave epidemia, que ha arruinado cientos de miles de pequeños, medianos negocios, producido desempleo, hay muchas personas con muchas ganancias, hoy no el gobierno les necesita, sino la nueva generación que seguramente habrá de encontrar la salida a los muchos problemas, dolores que sufre nuestra estimada nación.

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