Fidel Rodríguez Ramos
Una historia ya conocida, creemos vuelve a repetirse, cuando llega al gobierno Luis Rey Cortés, nos encontramos sin focos, hojas, plumas de escribir, camiones, autos desvielados en las instalaciones de la presidencia, una inocente, tonta, infantil manera de recibir a una nueva alternativa para gobernar éste vapuleado municipio.
Minutos antes de la ceremonia que da entrada al nuevo gobierno, surgido de Fuerza por México, pudimos observar a gente que alguna vez milita en el PRI, PRD, Morena ansiosos de figurar en la nueva propuesta de gobierno, sin tomar en cuenta el repudio ciudadano a esas instancias partidarias que lo único que hicieron fue servirse con la cuchara grande para beneficiarse ellos, sus conocidos o sus familiares.
Preocupante que no hayan interpretado esos partidos un repudio popular de los patzcuarenses, cansados de lidiar con la inseguridad visible, patente en todas las colonias de nuestra ciudad prehispánica, donde las gentes no saben de quien cuidarse si de los policías o de otras gentes.
La corrupción hace clara el que no haya triunfado nuevamente Morena, pues basta observar las faldas del estribo grande para ver las opulentas mansiones construidas sobre un patrimonio que se supone es de todos los que vivimos en lo que fue una parte del imperio purhépecha, igual se encuentra el antiguo, tradicional paseo del llamado Cerro Blanco cercado con alambres de púas, donde definitivamente no se puede transitar ¿quién vende, oferta, eso que es de todos los nativos de esta ciudad?.
Mucho del anterior gobierno fue demagogia, mentiras, falso oropel, desprecio ante las sugerencias populares como la necesidad de podar, quitar los gigantescos árboles australianos que cayeron en la Posada de don Vasco, el Seguro Social, Crefal, afortunadamente sin pérdidas de vidas que lamentar , eso se debe de reconsiderar por los muchos visitantes que recorren ese agradable paseo sin notar el tremendo peligro al que se hallan expuestos.
Historia, petición vieja es la necesidad de preservar, detener el inminente fin de nuestro célebre lago, festejado nada menos que por Agustín Lara. Nada nos dice la muerte, la experiencia de la cuenca de Cuitzeo reducida hoy a polvo, ruina y abandono. Atención debe darse a las plantas tratadoras de aguas negras que nada más se encuentran de adorno, sin energía para purificar los millones de litros de agua contaminada que se vierte a la laguna, nadie de los habitantes se atreve a consumir las truchas, fauna contaminada, debe revisarse la situación en cuanto a tratamiento de aguas residuales que hay en Janitzio y demás islas.
Desconocido es para nuestros gobiernos, la necesidad de incrementar las fuentes de trabajo, nuestras gentes desesperadas se encaminan, frente a un mar de peligros a la Unión Americana. Un morenista en su campaña manifestaba la necesidad de establecer un nuevo mercado que abasteciera a la parte norte del municipio. Poner orden en las huertas crecientes de aguacate, que han sumido en un desabasto de agua en las colonias populares. Y sobre todo nuestras gentes, como en el caso de la Tenencia de Ibarra es exigir una atención a sus crecientes problemas, que se pusieron a la consideración de la pasada administración que no se dignó en recibir a una comisión que tenía, el interés de tratar diversos asuntos.