Fidel Rodríguez Ramos
En una gran parte del planeta, como Francia, Estados Unidos de América y México, los jóvenes, principalmente, muestran una inconformidad hacia un sistema que les prohibía la libre expresión, la organización política, acceder a los medios de difusión, rigurosamente controlados, hacer uso de sus derechos a la protesta, al de petición o audiencia con las autoridades.
Gustavo Díaz Ordaz presidente en 1968, gobernaba con mano férrea al país, no entendía el porqué de una rebeldía en universidades, escuelas normales, preparatorias, secundarias que se agrava cuando se tiene el error de ordenar la invasión de las primeras, cerrar más de diez de las segundas.
Los muchachos se organizan en el llamado Consejo Nacional de Huelga, exigiendo la libertad de luchadores sociales, el pueblo en general apoya esa demanda, después de enterarse como los militares con un bazukaso destruyen una centenaria puerta de la preparatoria Isaac Ochotorena, grupos armados, en vehículos, disparan hacia muchas escuelas de educación media superior, el ejército invade la máxima casa de estudios en el país, la UNAM.
Díaz Ordaz declara que esa actitud juvenil, obedecía a su deseo de obstaculizar la realización de unos anhelados Juegos Olímpicos, que pondrían ante los ojos del mundo, la paz, el desarrollo de México. A pesar de múltiples agresiones y muertes, integrantes del CNH aceptan antes del dos de octubre realizar reuniones con autoridades para distender, encaminar el conflicto a una solución pacífica. Una exigencia estudiantil era que habría un diálogo con la Presidencia, trasmitida en cadena nacional por la televisión, por supuesto la propuesta no se acepta.
Confiados los jóvenes por esa comunicación que logran autoridades de la UNAM, con sus pares del gobierno federal, se anuncia un mitin en Tlatelolco, en la Plaza de las Tres Culturas,, el dos de octubre, donde hay varios edificios multifamiliares. Previamente, en secreto el gobierno instala en ellos a varios francotiradores, a elementos del desconocido Batallón Olimpia, durante el acto se hacen presentes tanquetas, soldados marchando, y de pronto ya al anochecer, la multitud observa como desde un helicóptero se lanza una luz de bengala, esa fue la señal para que desde los edificios empiece a dispararse contra la tropa, quien la dirige recibe un disparo, en segundos se arma una nutrida balacera contra la gente que se ve envuelta en un tiroteo cruzado, decenas, caen muertos por los proyectiles, esas escenas trágicas, inimaginables supuestamente son filmadas por entero, atendiendo a una orden del entonces secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez. Parte de la dirigencia es detenida con cientos de hombres, mujeres, trabajadores, estudiantes.
Difícil, ya desde 1964, es la situación en el país, desde ese año hasta hoy han desaparecido ciento diez mil personas, la desilusión, en no creer en la protesta pacífica para cambiar la nación, motiva que los jóvenes organicen decenas de organizaciones guerrilleras en Nuevo León, Ciudad de México, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Sonora, Chihuahua, Tabasc o. Se comenta que cuando se le da la noticia de la masacre en Tlatelolco a Lázaro Cárdenas del Río en su residencia, éste empieza a llorar.
El gobierno no respetaba nada, ni siquiera a la seria, leal oposición panista de ese tiempo, que sufre múltiples fraudes, desconocimiento de sus triunfos electorales, bloqueo de propaganda en radio, prensa o televisión; se quita la luz en sus actos de campaña, se les niega permisos para realizarlos, se les quita equipos de sonido, se balacea los templetes, se les niega el hospedaje y se llega al extremo de mandar producir boletas para votar en los Estados Unidos, para rellenar, embarazar urnas, a balazos se última a un hombre que colocaba propaganda azul.