Fidel Rodríguez Ramos

    Los partidos políticos en los próximos días deberan pronunciarse sobre la suerte de Comisión Federal de Electricidad (CFE), para que ésta brinde servicio al 54 por ciento de la población, dejando el restante monto a las compañías extranjeras, quienes gracias a una reforma impulsada por Enrique Peña Nieto, apoyada por el PRI, PAN y PRD en el 2013 pudieron realizar actividades que la Constitución terminantemente les prohibía, como generar, vender el fluido eléctrico a cadenas comerciales, empresas cerveceras o cementeras, quitándole a la CFE importantes clientes.

    Cuando se crea Comisión Federal en 1937 queda muy claro que su máxima actividad, sin fines de lucro o ganancia, era llevar la electricidad a los pueblos, comunidades distantes en todo el país, ésto no era posible en 1879 pues los empresarios canadienses, franceses que empiezan a usarla en actividades fabriles, pensaron más en atender a las clases acomodadas,instalarla en la capital como un lujo.

    Hoy CFE atiende a cuarenta y nueve millones de usuarios, y cada año se deben atender a un millón de solicitantes, iteligentemente Peña Nieto declara hace ocho años que nuestra Carta Magna, prohibía los monopolios, el control absoluto en alguna industria o negocio, esa fue la cuña lo que hace posible que de pronto llegaran empresarios de España, Estados Unidos de América a usar todas las instalaciones, líneas de conducción que con miles de sacrificios hicieron posible trabajadores, almacenistas, gerentes, ingenieros pensando en el desarrollo del país. Poco a poco, los extranjeros dominaron la industria en el país, y absurdamente el gobierno se compromete a entregarles miles de millones de pesos por concepto de apoyo, tal y como lo hiciera Porfirio Díaz en el tendido de vías ferroviarias, quitando a pueblos y comunidades grandes extensiones de terrenos.

    Si lo vemos como un negocio, la electricidad no tiene pierde en ningún país, así su administrador sea el gobierno, y o las compañías que a su antojo elevan las tarifas eléctricas. Hoy Obrador desea recuperar esa actividad en beneficio de todos, siguiendo el ejemplo de otros expresidentes como Abelardo L. Rodríguez que tiene el atrevimiento para enfrentar a las compañías extranjeras, con el apoyo de quienes entonces eran integrantes del Congreso de la Unión, los diputados que aprobaron una reforma con la finalidad de que fuera el Estado quien tuviera el control absoluto de esa energía. Después de Abelardo siguen el mismo camino Lázaro Cárdenas del Río, Miguel Alemán Valdés y Adolfo López Mateos que en 1960 nacionaliza esa estratégica industria.

     Hoy ronda el desempleo en México ¿cuántos nuevos empleos pudieran crearse al hacer realidad la petición de un millón de solicitantes para tenerla en sus hogares, industrias, talleres o comercios?. En CFE laboran más de noventa y cuatro mil electricistas, que por supuesto están de acuerdo con la reforma obradorista, hay libertad en México por eso ya desde hoy las dirigencias del PAN, PRD y PRI se han manifestado por bloquear el deseo presidencial, alegando que eso perjudicará al pueblo, subirá el precio de la luz y de que se seguirá incrementando la temperatura en el planeta por el uso, supuestamente, en Comisión de combustibles fósiles.

    En Michoacán desde 1888 se ha venido generando electricidad, aprovechando el agua que en abundancia había, se construye la presa de el Infiernillo, hay un desarrollo eléctrico en Zitácuaro, Uruapan, La Piedad y Tlalpujahua. Así lo entendemos, gracias a ese vital líquido CFE genera más energía limpia que sus competidoras en Oaxaca, Aguascalintes, Coahuila, aprovechando el sol o el aire. En esa petición de reforma se desea además recuperar el litio que hay en Sonora, donde empresarios de China e Inglaterra, lograron que “alguien” les extendiera su “derecho” a explotarlo, sacar ganancias que se calculan en cien mil millones de dólares. La moneda está en el aire.

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